Página 149 - El Ministerio de la Bondad (1977)

Basic HTML Version

Los pobres de la iglesia
145
de su manada pequeña, así el corazón de nuestro Redentor simpatiza
con los más pobres y humildes de sus hijos terrenales. El los ha co-
locado entre nosotros para despertar en nuestro corazón aquel amor
que siente hacia los dolientes y oprimidos, y hará que sus juicios
caigan sobre cualquiera que les cause perjuicios, los menosprecie o
abuse de ellos.—
Ibid. 620
.
Investigad las necesidades
—Queremos agradeceros por vues-
tros buenos deseos, pero los pobres no pueden vivir cómodamente
sólo con buenos deseos. Deben recibir alimentos y ropas como prue-
bas tangibles de vuestra bondad. Dios no quiere que ninguno de sus
seguidores mendigue su pan. Os ha dado en abundancia para que
podáis suplir las necesidades que ellos no alcanzan a suplir con su
laboriosidad y estricta economía. No aguardéis a que llamen vuestra
atención a sus necesidades. Obrad como Job. Lo que él no sabía, lo
averiguaba. Haced una gira de inspección, y ved lo que se necesita,
y cómo puede suplirse mejor.—
Joyas de los Testimonios 2:42, 43
.
No esperemos que ellos vengan a nosotros
—La pobreza y la
desgracia en las familias llegarán a nuestro conocimiento y los
afligidos y dolientes tendrán que ser aliviados. ... No esperéis que
ellos vengan a vosotros. Examinad su vestimenta y ayudadles si
necesitan ayuda. Debiéramos invertir medios para ayudar a jóvenes
y señoritas a obtener una educación para llevar el Evangelio a los
pobres, a fin de ayudar a los que se han aventurado por la fe, a
situarse sobre la plataforma de la verdad eterna, cuando por hacer
[192]
tal cosa se han colocado en una situación dificultosa. Cuando haya
casos de necesidad especial, el ministro debiera estar preparado para
aliviar a aquellos que están en la pobreza por causa de la verdad.—
Manuscrito 25, 1894
.
Ayuda para los nuevos conversos que no tienen empleo
—En
nuestra obra de benevolencia, debería darse ayuda especial a los
que, por medio de la presentación de la verdad, se han convencido y
convertido. Debemos cuidar de aquellos que tienen el valor moral de
aceptar la verdad, quienes, en consecuencia, pierden su situación y
han renunciado al trabajo con el cual sostenían a sus familias. Debe-
ría hacerse provisión para ayudar a los pobres dignos y para proveer
trabajo para aquellos que aman a Dios y guardan sus mandamientos.
No se les debería dejar sin ayuda para que no se sientan forzados a
trabajar el sábado o morir de hambre. Aquellos que tomen su posi-