Página 177 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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Ayuda y aliento a las viudas
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oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a cuchillo, y
vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos”.
Los de nuestras iglesias y los que están en posiciones de res-
ponsabilidad en nuestras instituciones aprendan de estas palabras
cuán cuidadosamente considera el Señor los intereses de los que no
[228]
pueden ayudarse a sí mismos. El oye el clamor de la viuda por sus
hijos huérfanos. Seguramente traerá a juicio a los que desobedecen
las reglas que ha establecido para protegerlos de daño.
Y sin embargo, a pesar de las amonestaciones que Dios ha dado,
hay quienes no temen hacer injusticias a la viuda y al huérfano. La
palabra del Señor les ha llegado, pero no están dispuestos a mudar
su proceder a fin de ayudar a los necesitados. Apartan su oído de las
súplicas de los huérfanos. Las lágrimas y oraciones de las viudas no
son nada para ellos.—
Manuscrito 117, 1903
.
Visitando a las viudas
—Visitar a las viudas y a los huérfanos,
que ordena el apóstol, es extenderles una simpatía cristiana y santifi-
cada en medio de sus aflicciones. Han de cuidar sagradamente sus
intereses, han de trabajar para ellos, han de ponerse en incomodida-
des para hacerles un favor. Han de darles consejos cristianos; han de
unirse con ellos en oración y recordar que Jesucristo está presente
en todas estas visitas y que se guarda un registro fiel del propósito y
de la obra realizada. Los cristianos mostrarán la evidencia de que
son hombres y mujeres convertidos. Mostrarán que son lectores
de la Biblia, creyentes de la Biblia y que obedecen cada orden de
la Palabra de Dios. No procurarán granjearse simpatías para ellos
mismos hablando en desmedro de un esposo o de una esposa. No se
volverán egocéntricos, sino que tendrán el corazón dispuesto a hacer
bien a otros y a ser una bendición para la humanidad, pues esto es
ser semejantes a Cristo. Procederán con circunspección y revelarán
el carácter de Cristo. En todo su trato con las viudas y los huérfanos,
procederán así como quisieran que otros procedieran con su esposa
e hijos si ellos hubieran de dejarlos sin esposo y sin padre.
[229]
Todos los que pretenden ser hijos de Dios deben recordar el
hecho de que hay un Vigilante en cada transacción comercial que
registra cada acto y hecho de los que participan en la transacción
y que ese registro permanecerá como está escrito hasta el gran día
cuando cada hombre recibirá de acuerdo con las obras que haya
hecho, a menos que se haya arrepentido de sus yerros y éstos hayan