El cuidado de los huérfanos
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El propósito de un asilo de huérfanos no debe ser solamente
proveer a los niños con alimentos y ropas, sino colocarlos bajo el
cuidado de maestros cristianos que los educarán en el conocimiento
de Dios y de su Hijo. Los que trabajan en este sentido deben ser
hombres y mujeres de corazón grande, que se inspiraron con en-
tusiasmo a los pies de la cruz del Calvario. Deben ser hombres y
mujeres de cultura y abnegación; que trabajarán como Cristo trabajó,
para la causa de Dios y de la humanidad.—
Joyas de los Testimonios,
523, 524
.
Pequeñas instituciones semejantes a un hogar
—Estas insti-
tuciones, para ser eficaces, deberían estar organizadas, en todo lo
posible, según el modelo de un hogar cristiano. En vez de grandes
establecimientos que amparen a gran número de niños, deberían ser
más bien pequeñas instituciones colocadas en varios puntos. En vez
de encontrarse dentro o cerca de alguna gran ciudad, convendría que
estuvieran en el campo, donde pueden adquirirse tierras de cultivo, y
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donde los niños podrían entrar en contacto con la naturaleza y tener
los beneficios de una educación industrial.
Los encargados de semejante hogar deberían ser hombres y
mujeres de gran corazón, de cultura y de abnegación; hombres y
mujeres que emprendieran la obra por amor a Cristo y que educaran
a los niños para él. Bajo un cuidado tal, muchos niños sin familia
y desamparados podrían prepararse para ser miembros útiles de
la sociedad, para honrar a Cristo y ayudar a su vez a otros.—
El
Ministerio de Curación, 157
.
La importancia de pedir consejo
—Dios no bendecirá a los
que procedan sin pedir consejo de sus hermanos. No debe confiarse
de cualquier adventista que suponga que es completo en sí mismo, y
que en todo momento puede seguir con seguridad su propio criterio y
juicio, pues no camina en la luz así como Cristo está en la luz. Habrá
muchos que no tienen un correcto sentido de lo que están haciendo.
Los hombres necesitan ideas claras, espiritualidad profunda. Dios
desea que cada hombre que se ocupa en su servicio proceda con
sensatez, pesando los motivos que impulsan sus movimientos.—
Manuscrito 26, 1902
.
Si obedeciéramos las instrucciones de Dios
—En la Palabra de
Dios abundan las instrucciones acerca de cómo debemos tratar a
la viuda, al huérfano y al pobre doliente y menesteroso. Si todos