Página 186 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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El Ministerio de la Bondad
Por qué la responsabilidad incumbe primariamente a la
iglesia
—Dios ha colocado a los pobres y a los dolientes bajo nues-
tro cuidado y ha de cuidárselos como Cristo los cuidaba. El Señor
quiere que se haga esta obra en las diferentes iglesias, y no que estos
infortunados dependan tanto de las instituciones; pues al hacer esto
se quitaría de las manos de las iglesias la obra que precisamente
Dios les ha asignado.
Cuando mueren padres y madres que dejan hijos desvalidos, la
iglesia debiera cuidar de los huérfanos. Abrid vuestro corazón, voso-
tros los que tenéis el amor de Dios, y llevadlos a vuestros hogares.—
Manuscrito 105, 1899
.
Orfanatorios
—Cuando se haya hecho todo lo posible para aten-
der a los huérfanos en nuestros propios hogares, quedarán todavía
muchos menesterosos en el mundo que deberán ser atendidos. Pue-
den ser andrajosos, toscos y en ningún sentido atrayentes; pero
fueron comprados con precio, y son tan estimables a la vista de
Dios como nuestros propios pequeñuelos. Son propiedad de Dios, y
por ellos son responsables los cristianos. Sus almas—dice Dios—
“demandaré de tu mano”.
Cuidar de estos menesterosos es buena obra; pero en esta época
del mundo, el Señor no ordena a nuestro pueblo que establezca
grandes y costosas instituciones con este fin. Sin embargo, si hay
entre nosotros quienes se sientan llamados por Dios a establecer
instituciones dedicadas a cuidar de los niños huérfanos, cumplan lo
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que consideran su deber. Pero al cuidar de los pobres del mundo,
deben solicitar la ayuda del mundo. No deben recurrir al pueblo
al cual el Señor confió la obra más importante que haya sido dada
a los hombres, que consiste en proclamar el último mensaje de
misericordia a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. La
tesorería del Señor debe tener un superávit para sostener la obra del
Evangelio en “las regiones lejanas”.
Dispongan de solicitantes sabios los que sienten la preocupación
de establecer estas instituciones, para presentar sus necesidades y
recoger fondos. Despierten a la gente del mundo, recurran a las igle-
sias de otras denominaciones los hombres que sienten la necesidad
de que se haga algo en favor de los pobres y huérfanos. En toda
iglesia hay quienes temen a Dios. Diríjanse a ellos, porque Dios les
ha dado esta obra. ...