Capítulo 28—Los hijos adoptivos
Que las familias adopten niños
—Hay una obra especial que
debe realizarse en favor de los niños ya mayorcitos. Las familias de
nuestra fe, que pertenecen a nuestras iglesias, si están en condición
de hacerlo, adopten a estos pequeños y recibirán una bendición al
hacerlo.—
Carta 205, 1899
.
Hay personas que no tienen hijos pequeños, que harían bien
si adoptaran niños. Los que no tienen la sagrada responsabilidad
de proclamar la Palabra y trabajar directamente por la salvación
de las almas tienen deberes en otros aspectos de la obra. Si son
consagrados a Dios y si son idóneos para modelar y dar forma a las
mentes humanas, el Señor los bendecirá cuando cuiden a los niños
de otros.
Pero los niños de los creyentes reciban nuestra primera conside-
ración. Entre los observadores del sábado, hay muchísimas familias
que tienen muchos hijos que no son debidamente atendidos. Muchos
padres demuestran que no han aprendido las lecciones de Cristo que
los convertirían en guardianes seguros de los niños. Sus hijos no
reciben la debida preparación. Y hay entre nosotros muchos niños a
quienes la muerte ha privado del cuidado de sus padres. Hay quienes
podrían encargarse de esos niños y procurar modelar y formar sus
caracteres de acuerdo con los principios de la Biblia.—
Manuscrito
35, 1896
.
Dios tiene un pueblo en este mundo y hay muchos que pueden
adoptar niños y cuidarlos como a los pequeñitos de Dios.—
Carta
68, 1899
.
Hijos de creyentes
—El Señor quiere que cada iglesia considere
como una obligación religiosa que descansa sobre ella el adoptar a
las criaturas de aquellos cuyos padres han muerto en la fe. Reciban
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las familias a esos huerfanitos.—
Manuscrito 44, 1900
.
Consejo a un matrimonio sin hijos
—Uds. no han sentido que
se les requiere el que se interesen en otros, que hagan suyos los
casos de ellos y que manifiesten un interés abnegado por aquellos
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