Precauciones que deben observarse cuidadosamente
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Muchos se unirán a este trabajo, pensando que al hacerlo se
ayudarán [con sus propias obras] en su vida de pecado, pero cuan-
do se presente la ocasión, pensarán que es correcto prevaricar, ser
deshonestos o cometer cualquiera de los pecados de los cuales ha-
bían sido culpables en lo pasado. Al ver esto, los obreros que no
viven en estrecha comunión con Dios, cambiarán, no para bien e
ir mejorando cada vez más, sino hacia un defectuoso y cada vez
más imperfecto carácter. Adquirirán las formas y modales de los
abiertamente pecadores. Se unirán a los pecadores al magnificar
cada relato pecaminoso y, con el tiempo, perderán todo gusto por la
delicadeza en el trato y las palabras. Su temor de Dios y amor por la
rectitud se mezclarán con una especie de fiebre religiosa, que no es
aceptable a la vista de Dios.—
Manuscrito 177, 1899
.
Más perdidos que salvados
—Es peligroso poner al trabajo a
jóvenes y señoritas entre las clases más abandonadas. Se les coloca
así donde llegan en contacto con toda clase de impureza, y Satanás
usa esa oportunidad para lograr su ruina. De esta manera, se pierde
mucho más de lo que estos obreros salvan. Muchos de los esfuerzos
hechos en favor de los viciosos da como resultado la pérdida de
la pureza de los obreros. Aquellos que están encargados de visitar
casas de prostitución, se exponen a sí mismos a terrible tentación.
Este trabajo es siempre peligroso. Es una treta del diablo el llevar a
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las almas a la tentación de prácticas sensuales. “Salid de en medio
de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os
recibiré, y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis a mí hijos e
hijas”.
Mientras más lejos se mantengan hombres y mujeres jóvenes
de elementos corrompidos y perversos de este mundo, mejor y más
segura será su experiencia futura. Los obreros médico-misioneros
deberían ser limpios, delicados, purificados y elevados. Deberían
afirmarse sobre la declaración formal de principios de la verdad
eterna. Pero se me ha enseñado que la verdad no ha sido manifestada
en su verdadera fuerza. El resultado de este trabajo es que tiende a
corromper la mente; lo sagrado no se distingue de lo profano.—
Carta
162, 1900
.
Mantened la obra con celo sagrado
—Muchas cosas me han
sido presentadas. He visto que hay una obra que debe ser hecha en
favor de las clases más depravadas, pero que esta cuestión debe ser