Página 218 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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El Ministerio de la Bondad
consideramos más capacitada que nosotros, obremos según nuestra
capacidad.—
Ibid. 338
.
Dios proveerá los medios
—Los medios de los cuales dispone-
mos no parecerán tal vez suficientes para la obra; pero si queremos
avanzar con fe, creyendo en el poder de Dios que basta para todo, se
nos presentarán abundantes recursos. Si la obra es de Dios, él mismo
proveerá los medios para realizarla. El recompensará al que confíe
sencilla y honradamente en él. Lo poco que se emplea sabia y eco-
nómicamente en el servicio del Señor del cielo, se multiplicará al ser
impartido. En las manos de Cristo, la pequeña provisión de alimento
permaneció sin disminución hasta que la hambrienta multitud quedó
satisfecha. Si vamos a la Fuente de toda fuerza, con las manos de
nuestra fe extendidas para recibir, seremos sostenidos en nuestra
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obra, aun en las circunstancias más desfavorables, y podremos dar a
otros el pan de vida.—
Ibid. 339
.
Arriesgad algo para salvar almas
—Hay un temor a atreverse
a salir y a correr riesgos en la gran obra, desconfiando de que la in-
versión de los recursos no sea recompensada. ¿Qué pasará si se usan
recursos y aún no podemos ver que por ese medio se hayan salvado
almas? ¿Qué pasará si hay una pérdida indudable de una porción de
nuestros recursos? Mejor trabajar y mantenerse trabajando que no
hacer nada. No sabéis qué cosa prosperará, si esto o aquello. Los
hombres invierten dinero en acciones y soportan graves pérdidas, y
eso se toma como cosa natural. Pero en la obra y en la causa de Dios,
los hombres tienen miedo de aventurarse. Les parece que pierden
dinero cuando se invierte en el trabajo de salvar almas y no trae
resultados inmediatos. Los mismos medios que ahora se invierten
tan escasamente en la causa de Dios y que son tan egoístamente
retenidos, dentro de muy poco tiempo serán arrojados con todos los
ídolos a los topos y a los murciélagos. Pronto el dinero se depreciará
muy súbitamente cuando la realidad de las escenas eternas se abra
ante los sentidos del hombre.
Dios tendrá hombres que lo arriesgarán todo y todas las cosas
para salvar almas. Aquellos que no se mueven mientras no pueden
ver claramente delante de ellos cada paso del camino, no serán de
provecho en este tiempo para llevar adelante la verdad de Dios.
Ahora debe haber obreros que quieran proseguir adelante tanto en la
oscuridad como en la luz y que se sostendrán valientemente bajo el