Página 23 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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El porqué de la pobreza y el dolor
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pecado y de todos sus resultados, había inducido a los hombres a
considerar la enfermedad y la muerte como procedentes de Dios,
como un castigo arbitrariamente infligido por causa del pecado. Por
lo tanto, aquel a quien le sobrevenía una gran aflicción o calamidad
debía soportar la carga adicional de ser considerado un gran pecador.
...
Dios había dado una lección destinada a prevenir esto. La historia
de Job había mostrado que el sufrimiento es infligido por Satanás,
pero que Dios predomina sobre él con fines de misericordia. Pero
Israel no entendía la lección. Al rechazar a Cristo, los judíos repetían
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el mismo error por el cual Dios había reprobado a los amigos de Job.
Los discípulos compartían la creencia de los judíos concerniente
a la relación del pecado y el sufrimiento. Al corregir Jesús el error,
no explicó la causa de la aflicción del hombre, sino que les dijo cuál
sería el resultado. Por causa de ello se manifestarían las obras de
Dios. “Entre tanto que estuviere en el mundo—dijo él—luz soy del
mundo”. Entonces, habiendo untado los ojos del ciego, lo envió a
lavarse en el estanque de Siloé, y el hombre recibió la vista. Así Jesús
contestó la pregunta de los discípulos de una manera práctica, como
respondía él generalmente a las preguntas que se le dirigían nacidas
de la curiosidad. Los discípulos no estaban llamados a discutir la
cuestión de quién había pecado o no, sino a entender el poder y la
misericordia de Dios al dar vista al ciego.—
El Deseado de Todas las
Gentes, 436, 437
.
Cristo ha de ser visto y oído a través de nosotros
—Dios se
propone que los enfermos, los desventurados, aquellos que están
poseídos por malos espíritus, oigan su voz a través de nosotros. Por
medio de sus agentes humanos, él desea ser un consolador, tal como
el mundo jamás ha visto antes. Sus palabras deben ser dichas por
sus seguidores: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mí”.
El Señor obrará por medio de cada alma que se entregue a sí
misma para trabajar, no solamente para predicar, sino para asistir
a los desconsolados e inspirar esperanza en los corazones que no
la tienen. Estamos para hacer nuestra parte en aliviar y suavizar las
miserias de esta vida. Las miserias y los misterios de esta vida son
tan tenebrosos y sombríos como lo fueron hace miles de años. Hay
algo que debemos hacer: “Levántate, resplandece; que ha venido tu