252
El Ministerio de la Bondad
llamamiento y lleváis el yugo de Cristo, que es yugo de obediencia
y de servicio, todas vuestras murmuraciones serán acalladas, todas
las dificultades se alejarán, y quedarán resueltos todos los proble-
mas complejos que ahora os acongojan.—
El Discurso Maestro de
Jesucristo, 83
.
A menudo se nos vuelve a pagar con la moneda del reino
—
Enseña la regla de oro, por implicación, la misma verdad que se
enseña en otra parte del Sermón del Monte, que “con la medida
con que medís, os volverán a medir”. Lo que hacemos a los demás,
sea bueno o malo, ciertamente reaccionará sobre nosotros mismos,
ya sea en bendición, ya sea en maldición. Todo lo que demos, lo
volveremos a recibir. Las bendiciones terrenales que impartimos
a los demás pueden ser recompensadas con algo semejante, como
ocurre a menudo. Con frecuencia lo que damos nos es devuelto
en tiempo de necesidad, en medida cuádruple de la moneda real.
Además de esto todas las dádivas se recompensan, aun en esta vida,
con el influjo más pleno del amor de Cristo, que es la suma de toda
la gloria y el tesoro del cielo.—
Ibid. 110, 112
.
Dios volverá a pagar
—En el cielo se lleva un libro de aquellos
que se interesan en las necesidades de sus semejantes, un libro cuyo
registro será revelado en aquel día cuando cada hombre sea juzgado
de acuerdo a los hechos escritos en él. Dios volverá a pagar cada
acto de injusticia hecho contra el pobre. Aquellos que manifiestan
indiferencia o descuido hacia los infortunados, no deben esperar
[329]
recibir la bendición de Aquel que declaró: “En cuanto lo hicisteis
a uno de éstos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis”.—
Carta
140, 1908
.
Se registran todas las buenas obras
—Dios no ha pasado por
alto las buenas acciones, los actos de abnegación de la iglesia en lo
pasado. Todo está registrado en el cielo.—
Joyas de los Testimonios
2:254
.
Cada tarea fiel y desinteresadamente realizada es registrada por
los ángeles y brilla en el registro de la vida.—
Testimonies for the
Church 2:132
.
Los ángeles están comisionados para ser nuestros ayudadores.
Ellos van entre la tierra y el cielo llevando hacia arriba el informe de
los hechos de los hijos de los hombres.—
The Southern Watchman,
2 de abril de 1903
.