Página 78 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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El Ministerio de la Bondad
en el Señor siempre: otra vez digo: Que os gocéis”.—
The Review
and Herald, 7 de abril de 1904
.
Id al punto
—Cuando entremos en una casa, no debemos comen-
zar a hablar de cosas frívolas, sino debemos ir directamente al punto
y decir: Quiero que Uds. amen a Jesús, porque él los amó a Uds.
primero. ... Llevad las publicaciones y pedidle que las lean. Cuando
vean que vosotros sois sinceros, no despreciarán ninguno de vuestros
esfuerzos. Hay una forma de alcanzar el corazón más duro. Aproxi-
maos con la sencillez, sinceridad y humildad que nos ayudarán a al-
canzar las almas de aquellos por quienes murió Cristo.—
Manuscrito
10, 1888
.
Presentad a Cristo en la intimidad del hogar
—A todos los
que trabajan con Cristo quiero decir: Cuando quiera que podáis
obtener acceso a la gente en su hogar, aprovechad la oportunidad.
Tomad vuestra Biblia y abrid ante las personas sus grandes verdades.
Vuestro éxito no dependerá tanto de vuestro saber y talento, como
de vuestra capacidad para conquistar corazones. Siendo sociables y
acercándoos a la gente, podréis atraer la corriente de sus pensamien-
tos más fácilmente que por el discurso más capaz. La presentación
de Cristo en la familia, en el hogar, o en pequeñas reuniones en casas
particulares, gana a menudo más almas para Jesús que los sermones
predicados al aire libre, a la muchedumbre agitada o aun en salones
o capillas.—
Obreros Evangélicos, 201
.
Decid cómo encontrasteis a Jesús
—Visitad a vuestros vecinos
y tomad interés en la salvación de sus almas. Poned en acción todas
vuestras energías espirituales. Decid a aquellos a quienes visitáis
que el fin de todas las cosas está cerca. El Señor Jesucristo abrirá los
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corazones y hará sobre las mentes impresiones duraderas.
Procurad arrancar a los hombres y mujeres de su insensibilidad
espiritual. Decidles cómo hallasteis a Jesús, y cuál ha sido vuestra
felicidad desde el día en que empezasteis a servirle. Decidles qué
bendición es para vosotros sentaros a los pies de Jesús para aprender
las preciosas lecciones contenidas en su Palabra. Habladles de las
alegrías que se experimentan en la vida cristiana. Vuestras palabras,
cálidas y fervientes, les darán la convicción de que habéis hallado
la perla de gran precio. Demuestren vuestras palabras, alegres y
animadoras, que habéis hallado por cierto la senda más excelente.