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El Ministerio de la Bondad
Llevando la atmósfera del cielo
—El visitar a los enfermos,
consolar a los pobres y afligidos por amor a Cristo, dará a los obreros
los brillantes rayos del Sol de Justicia, y aun el semblante expresará
la paz que mora en el alma. Los rostros de hombres y mujeres que
hablan con Dios, para los cuales el mundo invisible es una realidad,
expresan la paz de Dios. Llevan consigo la suave y agradable atmós-
fera del cielo y la difunden mediante hechos de bondad y obras de
amor. Su influencia es de un carácter que gana almas para Cristo.
Si todos pudieran ver y entender y ser hacedores de las palabras de
Dios, ¡qué paz, qué felicidad, qué salud de cuerpo y paz del alma
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sería el resultado! No puede estimarse una atmósfera de amor cálida
y bondadosa, la compasiva ternura de Cristo en el alma. El precio
del amor está por encima del oro, la plata y las piedras preciosas, y
hace que los agentes humanos sean como Aquel que no vivió para
agradarse a sí mismo.—
Carta 43, 1895
.
“Centenares y miles de personas visitando las familias”
—
En visiones de la noche pasó delante de mí un gran movimiento de
reforma en el seno del pueblo de Dios. Muchos alababan a Dios. Los
enfermos eran sanados y se efectuaban otros milagros. Se advertía un
espíritu de oración como lo hubo antes del gran día de Pentecostés.
Veíase a centenares y miles de personas visitando las familias y
explicándoles la Palabra de Dios. Los corazones eran convencidos
por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de
sincera conversión. En todas partes las puertas se abrían de par en
par para la proclamación de la verdad. El mundo parecía iluminado
por la influencia divina. Los verdaderos y sinceros hijos de Dios
recibían grandes bendiciones. Oí las alabanzas y las acciones de
gracias: parecía una reforma análoga a la del año 1844.—
Joyas de
los Testimonios 3:345
.
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