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El Ministerio de la Bondad
oportunidad para educarse, pero Cristo ve en ellos cualidades que
los capacitarán para llenar su propósito. Si ellos ponen sus corazones
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en el trabajo y continúan aprendiendo, él los preparará para trabajar
con él.
Con una preparación tal como la que ellos pueden obtener, mi-
les y miles de jóvenes y de adultos podrían estar consagrándose a
esta labor. Muchos corazones ya están respondiendo al llamado del
Maestro y su número va en aumento.
Todos los que se ocupan en tareas misioneras son la mano ayuda-
dora de Dios. No hay otra forma de trabajo en la cual sea posible que
la juventud reciba más grande beneficio. Ellos son colaboradores
con los ángeles, o mejor dicho, son instrumentos humanos por medio
de los cuales cumplen su misión los ángeles. Los ángeles hablan
por medio de su voz y obran por medio de sus manos. Y los obreros
humanos, cooperando con los seres celestiales, tienen el beneficio
de su educación y experiencia. Como un elemento educativo, ¿qué
“curso universitario” puede igualarse a éste? Con semejante ejército
de obreros como el que nuestros jóvenes, debidamente preparados
podrían constituir, ¡cuán pronto podría llevarse al mundo el mensaje
de un Salvador crucificado, resucitado y próximo a volver!—
The
Youth’s Instructor, 3 de marzo de 1908
.
Una gran obra ha de ser hecha por hombres que ahora es-
tán ociosos
—No es el propósito de Dios que los ministros hagan la
mayor parte de la obra de sembrar las semillas de la verdad. Debe
animarse a hombres que no han sido llamados al ministerio evan-
gélico a que trabajen para el Maestro, de acuerdo con sus diversos
talentos. Centenares de hombres y mujeres que ahora están ociosos,
podrían realizar una obra aceptable. Llevando la verdad a los hoga-
res de sus vecinos y amigos, podrían hacer una gran obra para el
Maestro. Dios no hace acepción de personas. El usa a los humildes
y consagrados cristianos que tienen el amor de la verdad en su co-
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razón. Apréstense los tales en el servicio para él, haciendo la obra
de casa en casa. En la intimidad del hogar, tales hombres, si son
humildes, discretos y piadosos, pueden hacer más para hacer frente
a las verdaderas necesidades de las familias que lo que podría hacer
un ministro.—
The Review and Herald, 26 de agosto de 1902
.
La mejor ayuda que los ministros pueden proporcionar
—
La mejor ayuda que los ministros pueden dar a los miembros de