Página 92 - El Ministerio de la Bondad (1977)

Basic HTML Version

88
El Ministerio de la Bondad
oportunidad para educarse, pero Cristo ve en ellos cualidades que
los capacitarán para llenar su propósito. Si ellos ponen sus corazones
[114]
en el trabajo y continúan aprendiendo, él los preparará para trabajar
con él.
Con una preparación tal como la que ellos pueden obtener, mi-
les y miles de jóvenes y de adultos podrían estar consagrándose a
esta labor. Muchos corazones ya están respondiendo al llamado del
Maestro y su número va en aumento.
Todos los que se ocupan en tareas misioneras son la mano ayuda-
dora de Dios. No hay otra forma de trabajo en la cual sea posible que
la juventud reciba más grande beneficio. Ellos son colaboradores
con los ángeles, o mejor dicho, son instrumentos humanos por medio
de los cuales cumplen su misión los ángeles. Los ángeles hablan
por medio de su voz y obran por medio de sus manos. Y los obreros
humanos, cooperando con los seres celestiales, tienen el beneficio
de su educación y experiencia. Como un elemento educativo, ¿qué
“curso universitario” puede igualarse a éste? Con semejante ejército
de obreros como el que nuestros jóvenes, debidamente preparados
podrían constituir, ¡cuán pronto podría llevarse al mundo el mensaje
de un Salvador crucificado, resucitado y próximo a volver!—
The
Youth’s Instructor, 3 de marzo de 1908
.
Una gran obra ha de ser hecha por hombres que ahora es-
tán ociosos
—No es el propósito de Dios que los ministros hagan la
mayor parte de la obra de sembrar las semillas de la verdad. Debe
animarse a hombres que no han sido llamados al ministerio evan-
gélico a que trabajen para el Maestro, de acuerdo con sus diversos
talentos. Centenares de hombres y mujeres que ahora están ociosos,
podrían realizar una obra aceptable. Llevando la verdad a los hoga-
res de sus vecinos y amigos, podrían hacer una gran obra para el
Maestro. Dios no hace acepción de personas. El usa a los humildes
y consagrados cristianos que tienen el amor de la verdad en su co-
[115]
razón. Apréstense los tales en el servicio para él, haciendo la obra
de casa en casa. En la intimidad del hogar, tales hombres, si son
humildes, discretos y piadosos, pueden hacer más para hacer frente
a las verdaderas necesidades de las familias que lo que podría hacer
un ministro.—
The Review and Herald, 26 de agosto de 1902
.
La mejor ayuda que los ministros pueden proporcionar
La mejor ayuda que los ministros pueden dar a los miembros de