Página 176 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
“La paz de Dios gobierne en vuestros corazones, ... y sed agra-
decidos.”
Colosenses 3:15
. Olvidando nuestras propias dificultades
y molestias, alabemos a Dios por la oportunidad de vivir para la
gloria de su nombre. Despierten las frescas bendiciones de cada
nuevo día la alabanza en nuestro corazón por estos indicios de su
cuidado amoroso. Al abrir vuestros ojos por la mañana, dad gracias
a Dios por haberos guardado durante la noche. Dadle gracias por la
paz con que llena vuestro corazón. Por la mañana, al medio día y
por la noche, suba vuestro agradecimiento hasta el cielo cual dulce
perfume.
Cuando se os pregunte cómo os sentís, no os pongáis a pensar en
cosas tristes que podáis decir para captar simpatías. No mencionéis
vuestra falta de fe ni vuestros pesares y padecimientos. El tentador
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se deleita al oír tales cosas. Cuando habláis de temas lóbregos, glori-
ficáis al maligno. No debemos espaciarnos en el gran poder que tiene
Satanás para vencernos. Muchas veces nos entregamos en sus manos
con sólo referirnos a su poder. Conversemos más bien del gran poder
de Dios para unir todos nuestros intereses con los suyos. Contemos
lo relativo al incomparable poder de Cristo, y hablemos de su gloria.
El cielo entero se interesa por nuestra salvación. Los ángeles de
Dios, que son millares de millares y millones de millones, tienen la
misión de atender a los que han de ser herederos de la salvación. Nos
guardan del mal y repelen las fuerzas de las tinieblas que procuran
destruirnos. ¿No tenemos motivos de continuo agradecimiento, aun
cuando haya aparentes dificultades en nuestro camino?
Cantad alabanzas
Tributemos alabanza y acción de gracias por medio del canto.
Cuando nos veamos tentados, en vez de dar expresión a nuestros
sentimientos, entonemos con fe un himno de acción de gracias a
Dios.
El canto es un arma que siempre podemos esgrimir contra el
desaliento. Abriendo así nuestro corazón a los rayos de luz de la
presencia del Salvador, encontraremos salud y recibiremos su bendi-
ción.
“Alabad a Jehová, porque es bueno;