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El Ministerio de Curacion
“Jehová es mi luz y mi salvación:
¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida:
¿de quién he de atemorizarme? ...
Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
ocultaráme en lo reservado de su pabellón,...
y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo:
Cantaré y salmearé a Jehová.”
Salmos 27:1, 5, 6
.
“Resignadamente esperé a Jehová,
e inclinóse a mí, y oyó mi clamor.
E hízome sacar de un lago de miseria, del lodo cenagoso;
y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Puso luego en mi boca canción nueva, alabanza a nuestro Dios.”
Salmos 40:1-3.
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“Jehová es mi fortaleza y mi escudo:
en él esperó mi corazón, y fuí ayudado;
por lo que se gozó mi corazón,
y con mi canción le alabaré.”
Salmos 28:7.
Uno de los mayores obstáculos para el restablecimiento de los
enfermos es la concentración de su atención en sí mismos. Muchos
inválidos se figuran que todos deben otorgarles simpatía y ayuda,
cuando lo que necesitan es que su atención se distraiga de sí mismos,
para interesarse en los demás.
Muchas veces se solicitan oraciones por los afligidos, los tristes
y los desalentados, y esto es correcto. Debemos orar porque Dios
derrame luz en la mente entenebrecida, y consuele al corazón entris-
tecido. Pero Dios responde a la oración hecha en favor de quienes
se colocan en el canal de sus bendiciones. Al par que rogamos por
estos afligidos, debemos animarlos a que hagan algo en auxilio de
otros más necesitados que ellos. Las tinieblas se desvanecerán de
sus corazones al procurar ayudar a otros. Al tratar de consolar a los