Página 179 - El Ministerio de Curacion (1959)

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La cura mental
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demás con el consuelo que hemos recibido, la bendición refluye
sobre nosotros.
El capítulo cincuenta y ocho de Isaías es una receta para las
enfermedades del cuerpo y el alma. Si deseamos tener salud y el
verdadero gozo de la vida, debemos practicar las reglas dadas en
este pasaje. Acerca del servicio que agrada a Dios y acerca de las
bendiciones que nos reporta, dice el Señor:
“El ayuno que yo escogí, ...
¿no es que partas tu pan con el hambriento,
y a los pobres errantes metas en casa;
que cuando vieres al desnudo, lo cubras,
y no te escondas de tu carne?
Entonces nacerá tu luz como el alba,
y tu salud se dejará ver presto;
e irá tu justicia delante de ti,
y la gloria de Jehová será tu retaguardia.
Entonces invocarás, y oirte ha Jehová:
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clamarás, y dirá él: Heme aquí.
Si quitares de en medio de ti el yugo,
el extender el dedo, y hablar vanidad;
y si derramares tu alma al hambriento,
y saciares el alma afligida,
en las tinieblas nacerá tu luz,
y tu obscuridad será como el mediodía;
y Jehová te pastoreará siempre,
y en las sequías hartará tu alma,
y engordará tus huesos;
y serás como huerta de riego,
y como manadero de aguas,
cuyas aguas nunca faltan.”
Isaías 58:7-11
.
Las buenas acciones son una doble bendición, pues aprovechan
al que las hace y al que recibe sus beneficios. La conciencia de haber
hecho el bien es una de las mejores medicinas para las mentes y
los cuerpos enfermos. Cuando el espíritu goza de libertad y dicha
por el sentimiento del deber cumplido y por haber proporcionado