Página 204 - El Ministerio de Curacion (1959)

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La alimentación y la salud
Nuestro cuerpo se forma con el alimento que ingerimos. En los
tejidos del cuerpo se realiza de continuo un proceso de reparación,
pues el funcionamiento de los órganos acarrea desgaste, y éste debe
ser reparado por el alimento. Cada órgano del cuerpo exige nutrición.
El cerebro debe recibir la suya; y lo mismo sucede con los huesos,
los músculos y los nervios. Es una operación maravillosa la que
transforma el alimento en sangre, y aprovecha esta sangre para la
reconstitución de las diversas partes del cuerpo; pero esta operación,
que prosigue de continuo, suministra vida y fuerza a cada nervio,
músculo y órgano.
Elección del alimento
Deben escogerse los alimentos que mejor proporcionen los ele-
mentos necesarios para la reconstitución del cuerpo. En esta elec-
ción, el apetito no es una guía segura. Los malos hábitos en el comer
lo han pervertido. Muchas veces pide alimento que altera la salud
y causa debilidad en vez de producir fuerza. Tampoco podemos
dejarnos guiar por las costumbres de la sociedad. Las enfermedades
y dolencias que prevalecen por doquiera provienen en buena parte
de errores comunes respecto al régimen alimenticio.
Para saber cuáles son los mejores comestibles tenemos que estu-
diar el plan original de Dios para la alimentación del hombre. El que
creó al hombre y comprende sus necesidades indicó a Adán cuál era
su alimento. “He aquí—dijo—que os he dado toda hierba que da
simiente, ... y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente,
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seros ha para comer.”
Génesis 1:29
. Al salir del Edén para ganarse el
sustento labrando la tierra bajo el peso de la maldición del pecado,
el hombre recibió permiso para comer también “hierba del campo.”
Génesis 3:18
.
Los cereales, las frutas carnosas, las oleaginosas y las legumbres
constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador. Pre-
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