Página 205 - El Ministerio de Curacion (1959)

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La alimentación y la salud
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parados del modo más sencillo y natural posible, son los comestibles
más sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resistencia y un
vigor intelectual que no pueden obtenerse de un régimen alimenticio
más complejo y estimulante.
Pero no todos los alimentos sanos de por sí convienen igualmente
a nuestras necesidades en cualquier circunstancia. Nuestro alimento
debe escogerse con mucho cuidado. Nuestro régimen alimenticio
debe adaptarse a la estación del año, al clima en que vivimos y a
nuestra ocupación. Algunos alimentos que convienen perfectamente
a una estación del año o en cierto clima, no convienen en otros.
También sucede que ciertos alimentos son los más apropiados para
diferentes ocupaciones. Con frecuencia el alimento que un operario
manual o bracero puede consumir con provecho no conviene a quien
se entrega a una ocupación sedentaria o a un trabajo mental intenso.
Dios nos ha dado una amplia variedad de alimentos sanos, y cada
cual debe escoger el que más convenga a sus necesidades, conforme
a la experiencia y a la sana razón.
La abundancia de frutas, oleaginosas y cereales que nos propor-
ciona la naturaleza es grande, y año tras año se acrecienta la facilidad
de comunicaciones que permite el intercambio de productos de un
país con otro. Como resultado, muchos alimentos que hace pocos
años se consideraban lujos están hoy al alcance de todos para el con-
sumo diario. Esto sucede principalmente con las frutas desecadas y
las puestas en conserva.
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Las oleaginosas [nueces, avellanas, almendras, maní o cacahue-
te] y sus derivados van substituyendo en gran medida a la carne. Con
ellas pueden combinarse cereales, frutas carnosas y varias raíces, pa-
ra constituir alimentos sanos y nutritivos; pero hay que tener cuidado
de no incluir una proporción demasiado elevada de oleaginosas. Es
posible que aquellos a quienes no les sienta bien su consumo vean
subsanarse la dificultad si prestan atención a esta advertencia. Debe
recordarse también que algunas no son tan sanas como otras. Las
almendras, por ejemplo, son mejores que los cacahuetes, pero no
obstante éstos también son nutritivos y de fácil digestión si se toman
en pequeñas cantidades y mezclados con cereales.
Convenientemente preparadas, las aceitunas, lo mismo que las
oleaginosas, pueden reemplazar la mantequilla y la carne. El aceite
tal como se ingiere en la aceituna, es muy preferible al aceite ani-