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El Ministerio de Curacion
Es un error suponer que la fuerza muscular dependa de consumir
alimento animal, pues sin él las necesidades del organismo pueden
satisfacerse mejor y es posible gozar de salud más robusta. Los
cereales, las frutas, las oleaginosas y las verduras contienen todas las
propiedades nutritivas para producir buena sangre. Estos elementos
no son provistos tan bien ni de un modo tan completo por la dieta de
carne. Si la carne hubiera sido de uso indispensable para dar salud y
fuerza, se la habría incluído en la alimentación indicada al hombre
desde el principio.
A menudo, al dejar de consumir carne, se experimenta una sen-
sación de debilidad y falta de vigor. Muchos insisten en que esto
prueba que la carne es esencial; pero se la echa de menos porque
es un alimento estimulante que enardece la sangre y excita los ner-
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vios. A algunos les es tan difícil dejar de comer carne como a los
borrachos renunciar al trago; y sin embargo se beneficiarían con el
cambio.
Cuando se deja la carne hay que substituirla con una variedad
de cereales, nueces, legumbres, verduras y frutas que sea nutritiva y
agradable al paladar. Esto es particularmente necesario al tratarse
de personas débiles o que estén recargadas de continuo trabajo. En
algunos países donde reina la escasez, la carne es la comida más
barata. En tales circunstancias, el cambio de alimentación será más
difícil, pero puede realizarse. Sin embargo, debemos tener en cuenta
la condición de la gente y la fuerza de las costumbres establecidas,
y también guardarnos de imponer indebidamente las ideas nuevas,
por buenas que sean. No hay que instar a nadie a que efectúe este
cambio bruscamente. La carne debe reemplazarse con alimentos
sanos y baratos. En este asunto mucho depende de quien cocine.
Con cuidado y habilidad, pueden prepararse manjares nutritivos y
apetitosos con que substituir en buena parte la carne.
En todos los casos, edúquese la conciencia, apélese a la voluntad,
suminístrese alimento bueno y sano, y el cambio se efectuará de
buena gana, y en breve cesará la demanda de carne.
¿No es tiempo ya de que todos prescindan de consumir carne?
¿Cómo pueden seguir haciendo uso de un alimento cuyo efecto es
tan pernicioso para el alma y el cuerpo los que se esfuerzan por llevar
una vida pura, refinada y santa, para gozar de la compañía de los
ángeles celestiales? ¿Cómo pueden quitar la vida a seres creados por