Lo falso y lo verdadero en la educación
307
luz. ¿Por qué habríamos de internarnos entonces en el fárrago de
errores contenidos en las obras de los incrédulos en busca de unas
cuantas verdades intelectuales, cuando toda la verdad está a nuestra
disposición?
¿Cómo es que hombres en pugna con el gobierno de Dios llegan
a poseer la sabiduría de que a veces hacen gala? Satanás mismo fué
educado en las aulas celestiales, y conoce el bien y el mal. Mezcla
lo precioso con lo vil, y esto le da poder para engañar. Pero porque
Satanás se haya revestido de esplendor celestial, ¿le habremos de
recibir como ángel de luz? El tentador tiene sus agentes, educados
según sus métodos, inspirados por su espíritu e idóneos para su obra.
¿Cooperaremos nosotros con ellos? ¿Recibiremos las obras de sus
agentes como esenciales para adquirir educación?
Si el tiempo y esfuerzo consagrados a sacar alguna que otra idea
brillante de las enseñanzas de los incrédulos se dedicaran a estudiar
las preciosas enseñanzas de la Palabra de Dios, millares que hoy se
encuentran en tinieblas y en sombra de muerte se regocijarían en la
gloria de la Luz de la vida.
Conocimientos históricos y teológicos
Como preparación para la obra cristiana muchos creen necesario
adquirir extenso conocimiento de escritos históricos y teológicos. Se
figuran que este conocimiento les ayudará a enseñar el Evangelio.
Pero el estudio laborioso de las opiniones de los hombres tiende
a debilitar su ministerio, más bien que a fortalecerlo. Cuando veo
[348]
bibliotecas atestadas de enormes obras de erudición histórica y
teológica, me pregunto: ¿Para qué gastar dinero en lo que no es pan?
El
capítulo 6
de Juan nos dice más de lo que podemos encontrar
en semejantes obras. Dice Cristo: “Yo soy el pan de vida: el que a
mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed
jamás.” “Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno
comiere de este pan, vivirá para siempre.” “El que cree en mí, tiene
vida eterna.” “Las palabras que yo os he hablado son espíritu, y son
vida.”
Juan 6:35, 51, 47, 63
.
Hay un estudio histórico que no debe condenarse. La historia
sagrada fué uno de los estudios que cursaban los alumnos en las
escuelas de los profetas. En la crónica de su trato con las naciones