Página 319 - El Ministerio de Curacion (1959)

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Lo falso y lo verdadero en la educación
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es mucho más importante que lo aprendido de los libros. Es bueno,
hasta esencial, poseer cierto conocimiento del mundo en que vivi-
mos; pero si no tenemos en cuenta la eternidad, experimentaremos
un fracaso del cual jamás nos repondremos.
El estudiante puede dedicar todas sus facultades a adquirir co-
nocimientos; pero si no conoce a Dios ni obedece las leyes que
gobiernan su propio ser, se destruirá. Los malos hábitos le hacen
perder la facultad de apreciarse y gobernarse a sí mismo. No puede
razonar correctamente acerca de asuntos del mayor interés para él.
Es temerario y falto de criterio en el modo de tratar su mente y su
cuerpo. Por haber desatendido el cultivo de los buenos principios, se
arruina para este mundo y para el venidero.
Si la juventud se diera cuenta de su propia debilidad, encontraría
su fuerza en Dios. Si permitiera que Dios le diese enseñanza, se haría
sabia en la sabiduría divina, y su vida redundaría en bendiciones para
el mundo. Pero si dedica su inteligencia al mero estudio mundano y
especulativo, y así se separa de Dios, perderá cuanto enriquece la
vida.
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