El conocimiento comunicado por la palabra de Dios
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El conocimiento de Dios tal como está revelado en su Palabra
es el conocimiento que debemos impartir a nuestros niños. Desde
el momento en que despunta en ellos la razón, deben familiarizarse
con el nombre y la vida de Jesús. Sus primeras lecciones deben
enseñarles que Dios es su Padre. Su primera educación debe ser la
de una obediencia amante. Léaseles y repítaseles con reverencia y
ternura la Palabra de Dios, en trozos apropiados a su comprensión
y capaces de despertar su interés. Y sobre todo, hágaseles conocer
el amor de Dios manifestado en Cristo, y la lección que de él se
desprende:
“Si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos
unos a otros.”
1 Juan 4:11
.
Aprenda la juventud a hacer de la Palabra de Dios el alimento
de su mente y alma. Hágase de la cruz de Cristo la ciencia de
toda educación, el centro de toda enseñanza y estudio. Entre en la
experiencia diaria de la vida práctica. Así el Salvador vendrá a ser
para el joven, su compañero y amigo de cada día. Todo pensamiento
será llevado cautivo a la obediencia de Cristo. Con el apóstol Pablo
podrá decir entonces el joven:
“Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado a mí, y yo al
mundo.”
Gálatas 6:14
.
Así por medio de la fe el joven llega a conocer a Dios mediante
el conocimiento experimental. Probó por sí mismo la realidad de
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la Palabra de Dios, la verdad de sus promesas. Gustó, y vió que el
Señor es bueno.
El amado Juan poseía el conocimiento adquirido por medio de
su propia experiencia. Pudo decir:
“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos
visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado, y palparon nuestras
manos tocante al Verbo de vida (porque la Vida fué manifestada, y
vimos, y testificamos, y os anunciamos aquella vida eterna, la cual
estaba con el Padre, y nos ha aparecido); lo que hemos visto y oído,
eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión
con nosotros: y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre,
y con su Hijo Jesucristo.”
1 Juan 1:1-3
.