Página 33 - El Ministerio de Curacion (1959)

Basic HTML Version

Días de ministerio activo
29
la pobreza; pero ha empeñado su palabra al asegurarles que sus
necesidades serán suplidas, y les ha prometido lo que vale más que
los bienes terrenales: el permanente consuelo de su propia presencia.
Comido que hubo la gente, sobraba abundante alimento. Jesús
mandó a sus discípulos: “Recoged los pedazos que han quedado,
porque no se pierda nada.”
Juan 6:12
. Estas palabras significaban
más que recoger las sobras en cestas. La lección era doble. Nada
debe ser malgastado. No hemos de perder ninguna ventaja temporal.
No debemos descuidar cosa alguna que pueda beneficiar a un ser
humano. Recojamos todo cuanto pueda aliviar la penuria de los
hambrientos del mundo. Con el mismo cuidado debemos atesorar
el pan del cielo para satisfacer las necesidades del alma. Hemos de
[31]
vivir de toda palabra de Dios. Nada de cuanto Dios ha dicho debe
perderse. No debemos desoír una sola palabra de las referentes a
nuestra eterna salvación. Ni una sola debe caer al suelo como inútil.
El milagro de los panes enseña que dependemos de Dios. Cuando
Cristo dió de comer a los cinco mil, el alimento no estaba a la mano.
A simple vista no disponía de recurso alguno. Estaba en el desierto,
con cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y los niños. El
no había invitado a la muchedumbre a que le siguiese hasta allí.
Afanosa de estar en su presencia, había acudido sin invitación ni
orden; pero él sabía que después de escuchar sus enseñanzas durante
el día entero, todos tenían hambre y desfallecían. Estaban lejos de
sus casas, y ya anochecía. Muchos estaban sin recursos para comprar
qué comer. El que por causa de ellos había ayunado cuarenta días
en el desierto, no quiso consentir que volvieran ayunos a sus casas.
La providencia de Dios había puesto a Jesús donde estaba, y
dependía de su Padre celestial para disponer de medios con que
suplir la necesidad. Cuando nos vemos en estrecheces, debemos
confiar en Dios. En todo trance debemos buscar ayuda en Aquel que
tiene recursos infinitos.
En este milagro, Cristo recibió del Padre; lo dió a sus discípulos,
los discípulos al pueblo, y el pueblo se lo repartió entre sí. Así
también todos los que están unidos con Cristo recibirán de él el pan
de vida y lo distribuirán a otros. Los discípulos de Cristo son los
medios señalados de comunicación entre él y la gente.
Cuando los discípulos oyeron la orden del Salvador: “Dadles
vosotros de comer,” surgieron en sus mentes todas las dificultades. Se