Página 32 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
mañana. Podían obtener alimentos en las aldeas y ciudades cercanas,
pero Jesús dijo: “Dadles vosotros de comer.”
Mateo 14:16
. Luego,
volviéndose hacia Felipe, le preguntó: “¿De dónde compraremos
pan para que coman éstos?”
Juan 6:5
.
Felipe echó una mirada sobre el mar de cabezas, y pensó cuán
imposible sería alimentar a tanta gente. Respondió que doscientos
denario
de pan no bastarían para que cada uno comiese un poco.
Preguntó Jesús cuánto alimento había disponible entre la gente.
“Un muchacho está aquí—dijo Andrés—que tiene cinco panes de
cebada y dos pececillos; ¿mas qué es esto entre tantos?”
Vers. 9
.
Jesús mandó que se los trajeran. Luego dispuso que los discípulos
hicieran sentar a la gente sobre la hierba. Hecho esto, tomó aquel
alimento y, “alzando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dió los
panes a los discípulos, y los discípulos a las gentes. Y comieron
todos, y se hartaron; y alzaron lo que sobró de los pedazos, doce
cestas llenas.”
Mateo 14:19, 20
.
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Merced a un milagro del poder divino dió Cristo de comer a la
muchedumbre; y sin embargo, ¡cuán modesto era el manjar provisto!
Sólo unos peces y unos panes que constituían el alimento diario de
los pescadores de Galilea.
Cristo hubiera podido darle al pueblo una suntuosa comida; pero
un manjar preparado únicamente para halago del paladar no les
hubiera servido de enseñanza para su bien. Mediante este milagro,
Cristo deseaba dar una lección de sobriedad. Si los hombres fueran
hoy de hábitos sencillos, y si viviesen en armonía con las leyes de
la naturaleza, como Adán y Eva en un principio, habría abundantes
provisiones para satisfacer las necesidades de la familia humana.
Pero el egoísmo y la gratificación de los apetitos trajeron el pecado
y la miseria, a causa del exceso por una parte, y de la necesidad por
otra.
Jesús no procuraba atraerse al pueblo satisfaciendo sus apetitos.
Para aquella gran muchedumbre, cansada y hambrienta después de
tan largo día lleno de emociones, una comida sencilla era prenda
segura de su poder y de su solícito afán de atender a las necesidades
comunes de la vida. No ha prometido el Salvador a sus discípulos
el lujo mundano; el destino de ellos puede hallarse limitado por
Cerca de 34 dólares.