Página 342 - El Ministerio de Curacion (1959)

Basic HTML Version

338
El Ministerio de Curacion
móvil de nuestra vida será un propósito noble que nos elevará por
encima de toda preocupación sórdida.
Dios proveerá
Muchos de los que profesan seguir a Cristo se sienten angus-
tiados, porque temen confiarse a Dios. No se han entregado por
completo a él, y retroceden ante las consecuencias que semejante
entrega podría implicar. Pero a menos que se entreguen así a Dios
no podrán hallar paz.
Muchos son aquellos cuyo corazón gime bajo el peso de los
cuidados porque procuran alcanzar la norma del mundo. Escogieron
[382]
servir a éste, aceptaron sus perplejidades y adoptaron sus costumbres.
Así se corrompió su carácter, y la vida se les tornó en cansancio. La
congoja constante consume sus fuerzas vitales. Nuestro Señor desea
que depongan este yugo de servidumbre. Los invita a aceptar su
yugo y les dice: “Mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”
Mateo 11:30
.
La congoja es ciega y no puede discernir lo porvenir; pero Jesús ve
el fin desde el principio. En toda dificultad ha dispuesto un medio
de proporcionar alivio. “No quitará el bien a los que en integridad
andan.”
Salmos 84:11
.
Para proveernos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil
maneras de las cuales nada sabemos. Los que aceptan el principio
sencillo de hacer del servicio de Dios el asunto supremo, verán
desvanecerse sus perplejidades y extenderse ante sus pies un camino
despejado.
El fiel cumplimiento de los deberes de hoy es la mejor prepara-
ción para las pruebas de mañana. No amontonemos las eventuali-
dades y los cuidados de mañana para añadirlos a la carga de hoy.
“Basta al día su afán.”
Mateo 6:34
.
El desaliento es pecaminoso
Tengamos confianza y seamos valientes. El desaliento en el
servicio de Dios es pecaminoso e irrazonable. Dios conoce todas
nuestras necesidades. A la omnipotencia del Rey de reyes, el Dios
que guarda el pacto con nosotros añade la dulzura y el solícito
cuidado del tierno pastor. Su poder es absoluto, y es garantía del