Página 47 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El toque de la fe
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nuestro substituto. “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”
Isaías 53:6
.
El llevó el peso de nuestra culpa. También quitará la carga de
nuestros hombros cansados. Nos dará descanso. Llevará por nosotros
la carga de nuestros cuidados y penas. Nos invita a echar sobre él
todos nuestros afanes; pues nos lleva en su corazón.
El Hermano mayor de nuestra familia humana está junto al trono
eterno. Mira a toda alma que vuelve su rostro hacia él como al
Salvador. Sabe por experiencia lo que es la flaqueza humana, lo que
son nuestras necesidades, y en qué consiste la fuerza de nuestras
tentaciones, porque fué “tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado.”
Hebreos 4:15
. Está velando sobre ti, tembloroso
hijo de Dios. ¿Estás tentado? Te librará. ¿Eres débil? Te fortalecerá.
¿Eres ignorante? Te iluminará. ¿Estás herido? Te curará. Jehová
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“cuenta el número de las estrellas”; y, no obstante, es también el que
“sana a los quebrantados de corazón, y liga sus heridas.”
Salmos
147:4, 3
.
Cualesquiera que sean tus angustias y pruebas, expónlas al Señor.
Tu espíritu encontrará sostén para sufrirlo todo. Se te despejará el
camino para que puedas librarte de todo enredo y aprieto. Cuanto
más débil y desamparado te sientas, más fuerte serás con su ayuda.
Cuanto más pesadas sean tus cargas, más dulce y benéfico será tu
descanso al echarlas sobre Aquel que se ofrece a llevarlas por ti.
Las circunstancias pueden separar a los amigos; las aguas in-
tranquilas del dilatado mar pueden agitarse entre nosotros y ellos.
Pero ninguna circunstancia ni distancia alguna puede separarnos del
Salvador. Doquiera estemos, él está siempre a nuestra diestra, para
sostenernos y alentarnos. Más grande que el amor de una madre por
su hijo es el amor de Cristo por sus rescatados. Es nuestro privilegio
descansar en su amor y decir: “En él confiaré; pues dió su vida por
mí.”
El amor humano puede cambiar; el de Cristo no conoce mudanza.
Cuando clamamos a él por ayuda su mano se extiende para salvarnos.
“Los montes se moverán,
y los collados temblarán;
mas no se apartará de ti mi misericordia,
ni el pacto de mi paz vacilará,