Página 60 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
está libre para elegir el poder que quiera ver dominar sobre él. Nadie
ha caído tan bajo, nadie es tan vil que no pueda hallar liberación en
Cristo. El endemoniado, en vez de oraciones, sólo podía pronunciar
las palabras de Satanás; sin embargo, la muda súplica de su corazón
fué oída. Ningún clamor de un alma en necesidad, aunque no llegue
a expresarse en palabras, quedará sin ser oído. Los que consienten
en hacer pacto con el Dios del cielo no serán abandonados al poder
de Satanás ni a las flaquezas de su propia naturaleza.
“¿Será quitada la presa al valiente? o ¿libertaráse la cautividad
legítima? Así empero dice Jehová: Cierto, la cautividad será quitada
al valiente, y la presa del robusto será librada; y tu pleito yo lo
pleitearé, y yo salvaré a tus hijos.”
Isaías 49:24, 25
.
Maravillosa será la transformación de quien abra por la fe la
puerta de su corazón al Salvador.
“Os doy potestad”
Como los doce apóstoles, los setenta discípulos a quienes Cristo
envió después, recibieron dones sobrenaturales como sello de su
misión. Cuando terminaron su obra, volvieron con gozo, diciendo:
“Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.” Jesús res-
pondió: “Yo veía a Satanás, como un rayo, que caía del cielo.”
Lucas
10:17, 18
.
En lo venidero, los seguidores de Cristo habían de mirar a Sa-
tanás como a un enemigo vencido. En la cruz, Cristo iba a ganar la
victoria para ellos; deseaba que se apropiasen de esa victoria. “He
aquí—dijo él—os doy potestad de hollar sobre las serpientes y sobre
los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.”
Vers. 19
.
El poder omnipotente del Espíritu Santo es la defensa de toda
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alma contrita. Cristo no permitirá que pase bajo el dominio del
enemigo quien haya pedido su protección con fe y arrepentimiento.
Es verdad que Satanás es un ser fuerte; pero, gracias a Dios, tenemos
un Salvador poderoso que arrojó del cielo al maligno. Satanás se
goza cuando engrandecemos su poder. ¿Por qué no hablamos de
Jesús? ¿Por qué no magnificamos su poder y su amor?
El arco iris de la promesa que circuye el trono de lo alto es un
testimonio eterno de que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha