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El Ministerio de Curacion
hijo; tus pecados te son perdonados,” al decir a la mujer de Caper-
naúm: “Hija, tu fe te ha salvado: ve en paz,” se dirigía también a
otros afligidos, a otros cargados de pecado, que acudirían a pedirle
[85]
ayuda.
Mateo 9:2
;
Lucas 8:48
.
Así sucede con todas las promesas de la Palabra de Dios. En
ellas nos habla a cada uno en particular, y de un modo tan directo
como si pudiéramos oír su voz. Por medio de estas promesas, Cristo
nos comunica su gracia y su poder. Son hojas de aquel árbol que
es “para la sanidad de las naciones.”
Apocalipsis 22:2
. Recibidas
y asimiladas, serán la fuerza del carácter, la inspiración y el sostén
de la vida. Nada tiene tal virtud curativa. Ninguna otra cosa puede
infundirnos el valor y la fe que dan vital energía a todo el ser.
A quien esté al borde del sepulcro y lleno de temor, con el alma
agobiada por la carga del padecimiento y del pecado, repítale el
médico, siempre que se le presente la oportunidad, las palabras del
Salvador, pues todas las palabras de las Sagradas Escrituras son
suyas:
“No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te
anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama
arderá en ti. Porque yo Jehová Dios tuyo, el Santo de Israel, soy
tu Salvador.... Porque en mis ojos fuiste de grande estima, fuiste
honorable, y yo te amé.” “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por
amor de mí; y no me acordaré de tus pecados.” “No temas, porque
yo soy contigo.”
Isaías 43:1-4, 25, 5
.
“Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová
de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; acuérdase
que somos polvo.”
Salmos 103:13, 14
.
“Conoce empero tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has
prevaricado.” “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.”
“Yo deshice como a nube tus rebeliones, y como a niebla tus pecados:
tórnate a mí, porque yo te redimí.”
Jeremías 3:13
;
1 Juan 1:9
;
Isaías
44:22
.
[86]
“Venid luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros peca-
dos fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si
fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si
quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra.”
Isaías 1:18, 19
.