Ser una luz que resplandezca, 27 de abril
Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová
ha nacido sobre ti.
Isaías 60:1
.
Mediante las relaciones sociales, el cristianismo se pone en contacto con
el mundo. Todo aquel que ha recibido la iluminación divina debe alumbrar
la senda de aquellos que no conocen la Luz de la vida.
Todos debemos llegar a ser testigos de Jesús. El poder social, santifi-
cado por la gracia de Cristo, debe ser aprovechado para ganar almas para
el Salvador. Vea el mundo que no estamos egoístamente absortos en nues-
tros propios intereses, sino que deseamos que otros participen de nuestras
bendiciones y privilegios. Dejémosle ver que nuestra religión no nos hace
faltos de simpatía ni exigentes. Sirvan como Cristo sirvió, para beneficio de
los hombres, todos aquellos que profesan haberle hallado.
Nunca debemos dar al mundo la impresión falsa de que los cristianos
son un pueblo lóbrego y carente de dicha. Si nuestros ojos están fijos en
Jesús, veremos un Redentor compasivo y percibiremos luz de su rostro.
Doquiera reine su espíritu, morará la paz. Y habrá también gozo, porque
habrá una serena y santa confianza en Dios.
Los que siguen a Jesús le agradan cuando muestran que, aunque huma-
nos, son partícipes de la naturaleza divina. No son estatuas, sino hombres y
mujeres vivientes. Su corazón, refrigerado por los rocíos de la gracia divina,
se abre y expande bajo la influencia del Sol de justicia. Reflejan sobre otros,
en obras iluminadas por el amor de Cristo, la luz que resplandece sobre
ellos mismos.—
El Deseado de Todas las Gentes, 127
.
La confesión de fe que hicieron los santos y los mártires fue registrada
para beneficio de las generaciones venideras. Los ejemplos vivos de santi-
dad y de perseverante integridad llegaron hasta nosotros para inspirar valor
a los que son llamados ahora a actuar como testigos de Dios. Recibieron
gracia y verdad, no para sí solos, sino para que, por intermedio de ellos, el
conocimiento de Dios iluminase la tierra. ¿Ha dado Dios luz a sus siervos
en esta generación? En tal caso deben dejarla brillar para el mundo.—
El
Conflicto de los Siglos, 512
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