Página 141 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Las cláusulas del pacto, 6 de mayo
Si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi
especial tesoro sobre todos los pueblos.
Éxodo 19:5
.
En el principio Dios dio su ley a la humanidad como medio de alcanzar
felicidad y vida eterna.—
La Historia de Profetas y Reyes, 133
.
Los Diez Mandamientos, harás, no harás, son diez promesas seguras
para nosotros si prestamos obediencia a la ley que gobierna el universo. “Si
me amáis, guardad mis mandamientos”.
Juan 14:15
. He aquí la suma y la
sustancia de la ley de Dios. Las bases de la salvación para cada hijo e hija
de Adán se encuentran bosquejadas aquí...
La ley de los diez preceptos del mayor amor que se le pueda presentar
al hombre, es la voz de Dios procedente del cielo que formula al alma
esta promesa: “Haz esto y no estarás bajo el dominio y la dirección de
Satanás”. No hay puntos negativos en esa ley, aunque así lo parezca. Es haz
y vivirás.—
The S.D.A. Bible Commentary 1:1105
.
La condición para alcanzar la vida eterna es ahora exactamente la misma
de siempre, tal cual era en el paraíso antes de la caída de nuestros primeros
padres: la perfecta obediencia a la ley de Dios, la perfecta justicia. Si la
vida eterna se concediera con alguna condición inferior a ésta, peligraría la
felicidad de todo el universo. Se le abriría la puerta al pecado con todo su
séquito de dolor y miseria para siempre.—
El Camino a Cristo, 61, 62
.
Cristo no disminuye las exigencias de la ley. En un lenguaje inconfun-
dible, presenta la obediencia a ella como la condición de la vida eterna: la
misma condición que se requería de Adán antes de su caída... El requisito
que se ha de llenar bajo el pacto de la gracia es tan amplio como el que
se exigía en el Edén: la armonía con la ley de Dios, que es santa, justa y
buena.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 322
.
La norma de carácter presentada en el Antiguo Testamento es la misma
que se presenta en el Nuevo Testamento. No es una medida o norma que
no podamos alcanzar. Cada mandato o precepto que Dios da tiene como
base la promesa más positiva. Dios ha hecho provisión para que podamos
llegar a ser semejantes a él, y cumplirá esto en favor de todos aquellos que
no interpongan una voluntad perversa y frustren así su gracia.—
El Discurso
Maestro de Jesucristo, 66
. (Traducción revisada.)
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