Página 229 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Pedidlo, 30 de julio
Si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que
se lo pidan?
Lucas 11:13
.
Nuestro Señor es rico en gracia, grande en poder; concederá en abun-
dancia estos dones a todos los que acudan a él con fe... Debemos orar con
tanto fervor por el derramamiento del Espíritu Santo como oraron los discí-
pulos en el día de Pentecostés. Si ellos lo necesitaban en esa época, más lo
necesitamos nosotros hoy. Las tinieblas morales cubren la tierra como una
mortaja. Toda clase de doctrinas falsas, de herejías y de engaños satánicos
están desviando la mente de los hombres. Sin el Espíritu y el poder de Dios
será en vano que trabajemos para presentar la verdad.—
Testimonies for the
Church 5:157, 158
.
Por la gracia de Cristo los apóstoles llegaron a ser lo que fueron. Me-
diante sincera devoción y oración humilde y ferviente fueron puestos en
íntima comunión con él. Se sentaron juntamente con él en lugares celes-
tiales. Comprendieron la grandeza de su deuda hacia él. Mediante oración
fervorosa y perseverante lograron que se les impartiera el Espíritu Santo, y
entonces salieron, investidos de la responsabilidad de salvar almas, llenos
de celo, para extender los triunfos de la cruz... ¿Seremos nosotros menos
fervientes que los apóstoles?—
Ibid. 7:32
.
Puesto que éste es el medio por el cual hemos de recibir poder, ¿por qué
no tener más hambre y sed del don del Espíritu? ¿Por qué no hablamos de
él, oramos por él y predicamos respecto a él?... Cada obrero debiera elevar
su petición a Dios por el bautismo diario del Espíritu.—
Los Hechos de los
Apóstoles, 41
.
Un día tras otro pasa a la eternidad, llevándonos siempre más cerca
del fin del tiempo de gracia. Como nunca antes, debemos orar para que el
Espíritu Santo nos sea concedido en mayor abundancia, y debemos esperar
que su influencia santificadora sea sentida por los obreros...
En medio de la confusión de doctrinas engañosas, el Espíritu de Dios
será un guía y escudo para aquellos que no hayan resistido las evidencias
de la verdad, y hayan acallado toda otra voz que la de Aquel que es la
verdad.—
Obreros Evangélicos, 305, 306
.
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