Corrige y refina, 20 de agosto
Bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no
menosprecies la corrección del Todopoderoso.
Job 5:17
.
Las pruebas y los obstáculos son los métodos de disciplina que el Señor
escoge, y las condiciones que señala para el éxito... El ve que algunos
tienen facultades y aptitudes que, bien dirigidas, pueden ser aprovechadas
en el adelanto de la obra de Dios. Su providencia los coloca en diferentes
situaciones y variadas circunstancias para que descubran en su carácter los
defectos que permanecían ocultos a su conocimiento. Les da oportunidad
para enmendar estos defectos y prepararse para servirle...
El hecho de que somos llamados a soportar pruebas demuestra que
el Señor Jesús ve en nosotros algo precioso que quiere desarrollar. Si no
viera en nosotros nada con que glorificar su nombre, no perdería tiempo
en refinarnos. No echa piedras inútiles en su hornillo. Lo que él refina es
mineral precioso. El herrero coloca el hierro y el acero en el fuego para
saber de qué clase son. El Señor permite que sus escogidos pasen por el
horno de la aflicción para probar su carácter y saber si pueden ser amoldados
para su obra.—
El Ministerio de Curación, 373, 374
.
Nos puede parecer que debemos estudiar nuestro propio corazón, y
poner nuestras acciones en armonía con cierta norma propia; pero no es así.
Tal proceder deformará en lugar de reformar. La obra debe comenzar en el
corazón, y entonces el espíritu, las palabras, la expresión del rostro y los
actos de la vida, pondrán de manifiesto que se ha efectuado un cambio.—
Hijos e Hijas de Dios, 119
.
Llegamos a ser cambiados cuando conocemos a Cristo mediante la
gracia que tan abundantemente ha derramado... Corregiremos en humildad
toda falta y todo defecto de carácter; puesto que Cristo habita en el corazón,
seremos hechos idóneos para la familia celestial.—
Sons and Daughters of
God, 117
.
El cristiano no puede conservar sus hábitos pecaminosos y acariciar sus
defectos de carácter... Cualquiera sea la naturaleza de vuestros defectos, el
Espíritu del Señor os capacitará para percibirlos, y se os dará gracia para
que puedan ser vencidos.—
Hijos e Hijas de Dios, 351
.
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