Página 258 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Representantes de Cristo, 27 de agosto
Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí.
Isaías 43:10
.
Hombres y mujeres pueden vivir la vida que Cristo vivió en este mundo
si se revisten de su poder y siguen sus instrucciones. Pueden recibir, en su
lucha con Satanás, todos los socorros que Cristo mismo recibió...
La vida de los que profesan ser cristianos sin vivir la vida de Cristo,
es una burla para la religión. Cualquiera que esté inscripto en los registros
de la iglesia tiene el deber de representar al Salvador llevando el adorno
interior de un espíritu manso y apacible. Debe ser su testigo y hacer conocer
las ventajas que hay en vivir y trabajar conforme al ejemplo de Cristo. La
verdad presente debe manifestar su potencia en la vida de aquellos que
creen en ella, para que de este modo se comunique al mundo. Los creyentes
deben representar en su vida su eficacia santificadora y ennoblecedora...
Debe demostrarse en ellos el poder de la gracia que Cristo quiso impartirnos
por su muerte... Deben ser hombres de fe, llenos de valor, íntegros, que
pongan toda su confianza en Dios y en sus promesas...
Nada simulado debe haber en la vida de los que tienen que proclamar
un mensaje tan solemne y sagrado. Enterado el mundo de la profesión de fe
y altas normas de los adventistas del séptimo día, los está vigilando, y si
comprueba que su vida no se amolda a su profesión de fe, los señala con
desprecio.
Los que aman a Jesús pondrán su vida entera en armonía con la voluntad
de él... La gracia de Dios los capacita para mantener intactos sus principios.
Ángeles santos están a su lado, y revelan a Cristo por su firme adhesión a la
verdad. Son los milicianos de Cristo, y, como buenos testigos, hablan con
fuerza y firmeza en favor de la verdad. Demuestran la realidad de la potencia
espiritual que hace a hombres y mujeres capaces de no sacrificar nada de
la justicia y de la verdad, por mucho que el mundo quiera ofrecerles en
cambio. El Cielo honrará a tales cristianos, porque conformaron su vida a la
voluntad de Dios, sin fijarse en los sacrificios que les tocaba hacer.—
Joyas
de los Testimonios 3:291, 292
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