Dominio propio, 5 de septiembre
Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea
de su espíritu, que el que toma una ciudad.
Proverbios 16:32
.
La mayor evidencia de nobleza en un cristiano es el dominio propio.
Aquel que puede mantenerse inconmovible en medio de una tormenta de
injuria, es uno de los héroes de Dios. Enseñorearse del espíritu es mantener
el yo bajo disciplina; resistir el mal; regular toda palabra y hecho por la
gran norma de justicia de Dios. El que ha aprendido a gobernar su espíritu
se elevará por encima de los desprecios, los desaires y las contrariedades a
los cuales estamos diariamente expuestos, y cesarán estas cosas de arrojar
sombra sobre el espíritu.
Es el propósito de Dios que el poder soberano de la razón santificada,
gobernada por la gracia divina, rija la vida de los seres humanos. Aquel que
gobierna su espíritu, está en posesión de este poder.—
Mensajes para los
Jóvenes, 132
.
El cuerpo es un medio muy importante de desarrollar la mente y el
alma para la edificación del carácter. De ahí que el adversario de las almas
encauce sus tentaciones para debilitar y degradar las facultades físicas... El
cuerpo debe ser puesto en sujeción a las facultades superiores del ser. Las
pasiones deben ser controladas por la voluntad, que debe estar a su vez bajo
el control de Dios... El poder intelectual, el vigor físico y la longevidad de-
penden de leyes inmutables. Mediante la obediencia a esas leyes, el hombre
puede ser vencedor de principados y potestades, de los “gobernadores de
estas tinieblas” y de las “malicias espirituales en los aires”.
Efesios 6:12
...
Los jóvenes de hoy pueden tener el espíritu que dominó a Daniel; pueden
sacar fuerza de la misma fuente, poseer el mismo poder de dominio propio y
revelar la misma gracia en su vida, aun en circunstancias tan desfavorables
como las que predominaban entonces. Aunque rodeados por tentaciones a
satisfacer sus apetitos, especialmente en nuestras grandes ciudades, donde
resulta fácil y atrayente toda complacencia sensual, pueden permanecer
por la gracia de Dios firmes en su propósito de honrar a Dios. Mediante
una determinación enérgica y una vigilancia constante, pueden resistir toda
tentación que asalte el alma.—
La Historia de Profetas y Reyes, 359, 360
.
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