Produce cristianos amantes y amables, 12 de septiembre
La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con
amor inalterable.
Efesios 6:24
.
Muchos dan por sentado que son cristianos simplemente porque aceptan
ciertos dogmas teológicos. Pero no han hecho penetrar la verdad en la
vida práctica. No la han creído ni amado; por lo tanto no han recibido
el poder y la gracia que provienen de la santificación de la verdad. Los
hombres pueden profesar creer en la verdad; pero esto no los hace sinceros,
bondadosos, pacientes y tolerantes, ni les da aspiraciones celestiales; es una
maldición para sus poseedores, y por la influencia de ellos es una maldición
para el mundo.—
El Deseado de Todas las Gentes, 276
.
El mundo necesita evidencias de sincero cristianismo. El profeso cris-
tianismo puede verse por doquiera; pero cuando el poder de la gracia de
Dios se vea en nuestras iglesias, los miembros realizarán las obras de
Cristo. Rasgos de carácter naturales y hereditarios serán transformados.
La morada interna de su Espíritu los habilitará a revelar la semejanza de
Cristo, y en proporción con la pureza de su piedad, será el éxito de su
obra.—
Testimonios para los Ministros, 423
.
Honremos nuestra profesión de fe. Adornemos nuestras vidas con her-
mosos rasgos de carácter. La rudeza en el lenguaje y en la acción no
proceden de Cristo sino de Satanás. ¿Avergonzaremos a Jesús por aferrar-
nos a nuestras imperfecciones y deformidades? Se nos ha prometido su
gracia. Si queremos recibirla, embellecerá nuestras vidas... La deformidad
será reemplazada por la bondad y la perfección. Nuestras vidas poseerán el
ornamento de las gracias que tanto hermosearon la vida de Cristo...
Un cristiano verdadero y amable es el argumento más poderoso que se
puede esgrimir en favor de la verdad bíblica. Tal persona es representante
de Cristo. Su vida es la evidencia más convincente que se puede presentar
de la gracia divina.—
The Review and Herald, 14 de enero de 1904
.
Cada día de la vida está cargado de responsabilidades que debemos
llevar. Cada día, nuestras palabras y nuestros actos hacen impresiones sobre
aquellos con quienes tratamos... El que sigue verdaderamente a Cristo
fortalece los buenos propósitos de todos aquellos con quienes trata. Revela
el poder de la gracia de Dios y la perfección de su carácter ante un mundo
incrédulo que ama el pecado.—
La Historia de Profetas y Reyes, 258
.
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