Página 305 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Una obra permanente, 10 de octubre
La voluntad de Dios es vuestra santificación.
1 Tesalonicenses 4:3
.
La santificación no es obra de un momento, una hora o un día. Es
un crecimiento continuo en la gracia. No sabemos un día cuán intenso
será nuestro conflicto al día siguiente. Satanás vive, es activo y cada día
necesitamos clamar fervorosamente a Dios por ayuda y fortaleza para
resistirle. Mientras reine Satanás tendremos que subyugar el yo, tendremos
asedios que vencer, y no habrá punto en que detenerse, donde podamos
decir que hemos alcanzado la plena victoria...
La vida cristiana es una marcha constante hacia adelante. Jesús está
sentado para refinar y purificar a sus hijos; y cuando su imagen se refleja
perfectamente en ellos, son perfectos y santos, preparados para la traslación.
Se requiere del cristiano una obra grande. Se nos exhorta a purificarnos de
toda inmundicia de la carne y del espíritu, y a perfeccionar la santidad en
el temor de Dios. En esto vemos en qué estriba la gran labor. Hay trabajo
constante para el cristiano.—
Joyas de los Testimonios 1:115
.
Ninguno de ellos es un cristiano viviente a menos que tenga una expe-
riencia diaria en las cosas de Dios y una práctica diaria de la abnegación
y de llevar alegremente la cruz y seguir a Cristo. Todo cristiano viviente
avanzará diariamente en la vida divina. Al avanzar hacia la perfección, ex-
perimenta una conversión a Dios cada día; y esta conversión no es completa
hasta que logra la perfección del carácter cristiano, una preparación plena
para el toque final de la inmortalidad...
La religión no es meramente una emoción, un sentimiento. Es un prin-
cipio que se entreteje con todos los deberes y las transacciones de la vida
diaria... Es la perseverancia en el bien hacer lo que formará caracteres para
el cielo.—
Testimonies for the Church 2:505-507
.
Debemos vivir por Cristo minuto tras minuto, hora tras hora y día tras
día. Entonces Cristo morará en nosotros, y cuando nos reunamos, su amor
estará en nuestro corazón, y al brotar como un manantial en el desierto,
refrescará a todos y dará a los que están por perecer avidez por beber las
aguas de vida.—
Joyas de los Testimonios 2:252
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