Página 32 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Una coraza de seguridad, 23 de enero
Y vestidos con la coraza de justicia.
Efesios 6:14
.
Debemos cubrirnos con cada pieza de la armadura, y entonces perma-
necer firmes. El Señor nos ha honrado eligiéndonos como soldados suyos.
Combatamos valientemente por él, poniéndonos de parte de lo recto en
toda circunstancia... Revestíos de esa justicia divinamente protegida, co-
mo coraza que todos tenemos el privilegio de usar. Protegerá vuestra vida
espiritual.—
The S.D.A. Bible Commentary 6:1119
.
Se ha hecho amplia provisión para todos aquellos que sincera, ferviente
y concienzudamente se dedican a la tarea de perfeccionar la santidad en
el temor de Dios. Fortaleza, gracia y gloria han sido provistas por medio
de Cristo, que serán traídas por los ángeles ministradores a los herederos
de salvación. Nadie es tan abyecto, tan corrompido y tan vil, que no pueda
encontrar en Jesús, que murió por él, fortaleza, pureza y justicia, si quiere
abandonar sus pecados, si quiere poner fin a su conducta inicua, y volverse
con pleno propósito de corazón al Dios viviente. El aguarda para despojarlos
de sus ropajes, manchados y contaminados por el pecado, y para revestirlos
de los mantos de justicia, blancos y resplandecientes.—
Testimonies for the
Church 2:453
.
Los que son verdaderamente justos y con sinceridad aman y temen a
Dios, lucen el manto de la justicia de Cristo tanto en la prosperidad como en
la adversidad. La abnegación, el sacrificio propio, la benevolencia, la bon-
dad, el amor, la paciencia, la fortaleza y la confianza cristiana son los frutos
cotidianos que llevan aquellos que están realmente vinculados con Dios.
Sus actos pueden no ser publicados al mundo, pero ellos están luchando
todos los días contra el mal, ganando preciosas victorias contra la tentación
y el error.—
Edificación del Carácter y Formación de la Personalidad, 13
.
Todos los que se hayan revestido del manto de la justicia de Cristo
subsistirán delante de él como escogidos fieles y veraces. Satanás no puede
arrancarlos de la mano de Cristo. Este no dejará que una sola alma que
con arrepentimiento y fe haya pedido su protección caiga bajo el poder del
enemigo.—
La Historia de Profetas y Reyes, 431
.
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