Página 328 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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¿Salario o don? 1 de noviembre
La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna
en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 6:23
.
El Hombre estaba dotado originalmente de facultades nobles y de un
entendimiento bien equilibrado. Era perfecto y estaba en armonía con Dios.
Sus pensamientos eran puros, sus designios santos. Pero por la desobe-
diencia, sus facultades se pervirtieron y el egoísmo sustituyó al amor. Su
naturaleza se hizo tan débil por la transgresión, que le fue imposible, por
su propia fuerza, resistir el poder del mal. Fue hecho cautivo por Satanás,
y hubiera permanecido así para siempre si Dios no hubiese intervenido
de una manera especial. El propósito del tentador era contrariar el plan
que Dios había tenido al crear al hombre y llenar la tierra de miseria y
desolación.—
El Camino a Cristo, 15
.
Por naturaleza estamos enemistados con Dios. El Espíritu Santo descri-
be nuestra condición en palabras como éstas: “Muertos en las transgresiones
y los pecados” (
Efesios 2:1
), “la cabeza toda está ya enferma, el corazón
todo desfallecido”, “no queda ya en él cosa sana”.
Isaías 1:5, 6
. Estamos
enredados fuertemente en los lazos de Satanás, por el cual hemos “sido
apresados para hacer su voluntad”.
2 Timoteo 2:26
. Dios quiere sanarnos
y libertarnos. Pero, puesto que esto demanda una transformación comple-
ta y la renovación de toda nuestra naturaleza, debemos entregarnos a él
enteramente.
La guerra contra nosotros mismos es la batalla más grande que jamás
hayamos tenido. El rendirse a sí mismo, entregando todo a la voluntad de
Dios, requiere una lucha; mas para que el alma sea renovada en santidad,
debe someterse antes a Dios...
Dios no fuerza la voluntad de sus criaturas. El no puede aceptar un
homenaje que no se le dé voluntaria e inteligentemente. Una sumisión
meramente forzada impedirá todo desarrollo real del entendimiento y del
carácter: haría del hombre un mero autómata. No es ése el designio del
Creador. El desea que el hombre, que es la obra maestra de su poder creador,
alcance el más alto desarrollo posible. Nos presenta la gloriosa altura a la
cual quiere elevarnos mediante su gracia.—
Ibid. 42, 43
.
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