Contemos el costo, 2 de noviembre
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como
pérdida por amor de Cristo.
Filipenses 3:7
.
Moisés renunció a un reino en perspectiva; Pablo, a las ventajas propor-
cionadas por la riqueza y el honor entre su pueblo, a cambio de una vida
llena de responsabilidades en el servicio de Dios. Para muchos, la vida de
estos hombres se presenta como una vida de renunciación y sacrificio. ¿Fue
realmente así?...
A Moisés le ofrecieron el palacio de los faraones y el trono del monarca,
pero en esas cortes reales se practicaban los placeres pecaminosos que hacen
que el hombre se olvide de Dios, y él escogió antes “sólidas riquezas, y
justicia”.
Proverbios 8:18
. En vez de ligarse a la grandeza de Egipto, prefirió
unir su vida al propósito de Dios. En vez de dictar leyes a Egipto, dictó leyes
al mundo, bajo la dirección divina. Llegó a ser instrumento de Dios para
dar a los hombres los principios que constituyen la salvaguardia, tanto del
hogar, como de la sociedad, que son la piedra angular de la prosperidad de
las naciones, principios reconocidos hoy día por los más grandes hombres
del mundo como fundamento de todo lo mejor que existe en los gobiernos
humanos.
La grandeza de Egipto yace en el polvo. Su poder y civilización han
pasado. Pero la obra de Moisés nunca podrá perecer. Los grandes principios
de justicia para cuyo establecimiento él vivió, son eternos...
Compañero de Cristo en la peregrinación por el desierto, compañero
de Cristo en el monte de la transfiguración, compañero de Cristo en las
cortes celestiales, Moisés llevó una vida que en la tierra bendecía a la par
que recibía bendición, y que en el cielo fue honrada.
También Pablo, en sus múltiples labores, fue sostenido por el poder
sustentador de la presencia de Cristo. “Todo lo puedo—dijo él—en Cristo
que me fortalece”.
Filipenses 4:13
... ¿Quién puede calcular los resultados
que tuvo para el mundo la obra de la vida de Pablo?—
La Educación, 64-66
.
[315]
325