¿Dominio de la mente? 15 de noviembre
Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y
esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo
sea manifestado.
1 Pedro 1:13
.
Pocos comprenden que es un deber ejercer dominio sobre los pensa-
mientos y la imaginación. Es difícil mantener fija en temas provechosos la
mente indisciplinada. Pero si no se emplean debidamente los pensamientos,
la religión no puede florecer en el alma. La mente debe preocuparse con
cosas sagradas y eternas, o albergará pensamientos triviales y superficiales.
Tanto las facultades intelectuales como las morales, deben ser disciplinadas,
y por el ejercicio se fortalecerán y mejorarán.
A fin de comprender correctamente este asunto, debemos recordar que
nuestros corazones son por naturaleza depravados, que no podemos por
nosotros mismos seguir una conducta correcta. Es únicamente por la gracia
de Dios, combinada con el más ferviente esfuerzo de nuestra parte, co-
mo podemos obtener la victoria.—
Consejos para los Maestros Padres y
Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 420
.
Por la gracia de Cristo, toda tendencia errónea puede ser reprimida,
no en una forma lánguida e irresoluta, sino con un firme propósito, con
la elevada resolución de convertir a Cristo en el Modelo. Diríjase vuestro
amor a aquellas cosas que Jesús amaba, y apártese de aquellas cosas que
no darán fortaleza a los impulsos correctos. Con firme energía, procurad
aprender y mejorar el carácter cada día. Debéis tener firmeza de propósito
para dominaros y ser lo que sabéis que Dios quiere que seáis.—
A Fin de
Conocerle, 137
.
Tanto el intelecto como el corazón, deben ser consagrados al servicio
de Dios. El tiene derecho sobre todo lo que hay en nosotros. El seguidor
de Cristo no puede participar en complacencia o en empresa alguna por
inocente y loable que parezca, que una conciencia iluminada le señale como
capaz de disminuir su ardor o reducir su espiritualidad. Cada cristiano debe
trabajar para hacer retroceder la marea del mal, y salvar a nuestros jóvenes
de las influencias que quisieran arrastrarlos a la ruina. Dios nos ayude a
avanzar contra la corriente.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos
acerca de la Educación Cristiana, 420, 421
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