Confirmados, 22 de noviembre
Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual
nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,
conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y
obra.
2 Tesalonicenses 2:16, 17
.
El Salvador aprovechaba cada curación que hacía para sentar principios
divinos en la mente y en el alma. Tal era el objeto de su obra. Prodigaba
bendiciones terrenales para inclinar los corazones de los hombres a recibir
el Evangelio de su gracia.—
El Ministerio de Curación, 13
.
Durante tres años, los discípulos tuvieron delante de sí el admirable
ejemplo de Jesús. Día tras día anduvieron y conversaron con él, oyendo sus
palabras que alentaban a los cansados y cargados y viendo las manifesta-
ciones de su poder para con los enfermos y afligidos. Llegado el momento
en que iba a dejarlos, les dio gracia y poder para llevar adelante su obra
en su nombre. Tenían que derramar la luz de su Evangelio de amor y de
curación...
La obra que hicieron los discípulos, hemos de hacerla nosotros también.
Todo cristiano debe ser un misionero. Con simpatía y compasión tenemos
que desempeñar nuestro ministerio en bien de los que necesitan ayuda, y
procurar con todo desprendimiento aliviar las miserias de la humanidad
doliente... El Salvador se identifica con cada hijo de la humanidad... Los
que siguen a Cristo no deben sentirse separados del mundo que perece
en derredor suyo. Forman parte de la gran familia humana, y el Cielo los
considera tan hermanos de los pecadores como de los santos...
Todo lo que nos ha dado ventaja sobre los demás, ya sea educación y
refinamiento, nobleza de carácter, educación cristiana o experiencia reli-
giosa, todo esto nos hace deudores para con los menos favorecidos; y en
cuanto esté de nosotros, hemos de servirlos. Si somos fuertes, hemos de
sostener a los débiles...
El que se convierte en hijo de Dios ha de considerarse como eslabón
de la cadena tendida para salvar al mundo. Debe considerarse uno con
Cristo en su plan de misericordia, y salir con él a buscar y salvar a los
perdidos.—
Ibid. 71, 72
.
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