Página 73 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Cristo en su trono es sacerdote, 2 de marzo
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos,
Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
Hebreos 4:14
.
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en
juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia
por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas
de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su
sangre a favor del pecador. Así se representa la unión de la justicia y de la
misericordia en el plan de la redención humana...
Como sacerdote, Cristo está sentado ahora con el Padre en su trono. En
el trono, en compañía del Dios eterno que existe por sí mismo, está Aquel
que “ha llevado nuestros padecimientos, y con nuestros dolores... se cargó”
(
Isaías 53:4
), quien fue “tentado en todo punto, así como nosotros, mas sin
pecado”.
Hebreos 4:15
... “Si alguno pecare, abogado tenemos para con el
Padre, a saber, a Jesucristo el Justo”.
1 Juan 2:1 (VM)
. Su intercesión es
la de un cuerpo traspasado y quebrantado y de una vida inmaculada. Las
manos heridas, el costado abierto, los pies desgarrados, abogan en favor
del hombre caído, cuya redención fue comprada a tan infinito precio.—
El
Conflicto de los Siglos, 467-469
.
La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial es tan
esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz... De
los defectos de carácter se vale Satanás para intentar dominar toda la mente,
y sabe muy bien que si se conservan estos defectos, lo logrará. De ahí que
trate constantemente de engañar a los discípulos de Cristo con su fatal
sofisma de que les es imposible vencer. Pero Jesús aboga en su favor con
sus manos heridas, su cuerpo quebrantado, y declara a todos los que quieran
seguirle: “Bástate mi gracia”.
2 Corintios 12:9
... Nadie considere, pues, sus
defectos como incurables. Dios concederá fe y gracia para vencerlos.—
Ibid.
543, 544
.
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