Fundado en justicia, 6 de marzo
Justicia y juicio son el cimiento de su trono.
Salmos 97:2
.
En todo su trato con los seres que creó, Dios ha mantenido los principios
de la justicia mediante la revelación del pecado en su verdadero carácter,
y ha demostrado que sus verdaderas consecuencias son la desgracia y la
muerte. Nunca existió el perdón incondicional del pecado, ni existirá jamás.
Un perdón de esta naturaleza sería el abandono de los principios de justicia
que constituyen los fundamentos mismos del gobierno de Dios. Llenaría
de consternación al universo inmaculado. Dios ha indicado fielmente los
resultados del pecado, y si estas advertencias no fuesen la verdad, ¿cómo
podríamos estar seguros de que sus promesas se cumplirán? La así llamada
benevolencia que quisiera hacer a un lado la justicia, no es benevolencia,
sino debilidad.
Dios es quien da la vida. Desde el principio, todas sus leyes fueron
ordenadas para favorecer la vida. Pero el pecado destruyó sorpresivamente
el orden que Dios había establecido, y como consecuencia, vino la discordia.
Mientras exista el pecado, los sufrimientos y la muerte serán inevitables.
Únicamente porque el Redentor llevó en nuestro lugar la maldición del
pecado puede el hombre esperar escapar en su propia persona a sus funestos
resultados.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 560, 561
.
Hemos de aceptar a Cristo como a nuestro Salvador personal, y él nos
imputa la justicia de Dios en Cristo... “En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió
a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”.
1 Juan 4:10
.
En el amor de Dios se ha manifestado la más maravillosa veta de verdad
preciosa, y se exponen delante de la iglesia y del mundo los tesoros de
la gracia de Cristo... Qué amor es éste, qué maravilloso, insondable amor
que indujo a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.
Cuánto pierde el alma que entiende las vigorosas demandas de la ley y que,
sin embargo, no llega a comprender la sobreabundante gracia de Cristo.—
Mensajes Selectos 1:182, 183
.
[74]
73