Fuente de vida y poder, 8 de marzo
Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la
tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al
que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra,
la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
Apocalipsis 5:13
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Dios desea que sus hijos obedientes se apropien de su bendición y se
presenten delante de él con alabanza y agradecimiento. Dios es la fuente
de la vida y el poder... Él ha hecho para su pueblo escogido lo que debiera
inspirar agradecimiento a todo corazón, y le agravia que se le tribute tan
poca alabanza. Desea que su pueblo se exprese con más energía y demuestre
saber que tiene motivos para estar gozoso y alegre.
El trato de Dios con su pueblo debe mencionarse con frecuencia. ¡Cuán
a menudo levantó el Señor, en su trato con el antiguo Israel, los hitos del
camino! A fin de que no olvidasen la historia pasada, ordenó a Moisés que
inmortalizase esos acontecimientos en cantos, a fin de que los padres pudie-
sen enseñárselos a sus hijos... El Señor ha obrado como un Dios realizador
de prodigios en favor de su pueblo en esta generación. Es necesario recordar
con frecuencia a los hermanos jóvenes y ancianos la historia pasada de la
causa de Dios. Necesitamos relatar a menudo la bondad de Dios y alabarle
por sus obras admirables...
La iglesia de Dios en la tierra es una con la iglesia de Dios en el cie-
lo. Los creyentes de la tierra y los seres del cielo que nunca han caído
constituyen una sola iglesia. Todo ser celestial está interesado en las asam-
bleas de los santos que en la tierra se congregan para adorar a Dios. En
el atrio interior del cielo escuchan el testimonio que dan los testigos de
Cristo en el atrio exterior de la tierra, y las alabanzas de los adoradores
de este mundo hallan su complemento en la antífona celestial, y el loor
y el regocijo repercuten por todos los atrios celestiales porque Cristo no
murió en vano por los caídos hijos de Adán. Mientras que los ángeles beben
en el manantial principal, los santos de la tierra beben los raudales puros
que fluyen del trono y alegran la ciudad de nuestro Dios.—
Joyas de los
Testimonios 3:30-32
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