Página 80 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

Basic HTML Version

El centro del culto, 9 de marzo
Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu
misericordia y tu fidelidad.
Salmos 138:2
.
La fase alegre y alentadora de nuestra religión será representada por
todos los que se consagran diariamente a Dios... Mientras repasemos, no
los capítulos oscuros de nuestra experiencia, sino las manifestaciones de la
gran misericordia y del inagotable amor de Dios, alabaremos mucho más
de lo que nos quejaremos. Hablaremos de la fidelidad amante del Dios que,
como compasivo y tierno pastor de su rebaño, declaró que nadie arrancará
de sus manos a sus ovejas. El lenguaje del corazón no será una egoísta
murmuración y queja. Como raudales cristalinos, las alabanzas brotarán de
los que creen verdaderamente en Dios...
El templo de Dios está abierto en el cielo, e inunda su umbral la gloria
de Dios destinada a toda iglesia que ame a Dios y guarde sus mandamientos.
Necesitamos estudiar, meditar y orar. Tendremos entonces visión espiritual
para discernir los atrios interiores del templo celestial. Percibiremos los
temas de los himnos y agradecimientos del coro celestial que está alrededor
del trono. Cuando Sion se levante y resplandezca, su luz será muy pene-
trante y se oirán preciosos himnos de alabanza y agradecimiento en las
asambleas de los santos. Cesarán las murmuraciones y quejas por pequeñas
desilusiones y dificultades... Veremos a nuestro Abogado ofreciendo el
incienso de sus propios méritos en nuestro favor...
Dios enseña que debemos congregarnos en su casa para cultivar los
atributos del amor perfecto. Esto preparará a los moradores de la tierra
para las mansiones que Cristo ha ido a preparar para todos los que le aman.
Allí se congregarán en el santuario de sábado en sábado, de luna nueva en
luna nueva, para unir sus voces en los más sublimes acentos de alabanza
y agradecimiento a Aquel que está sentado en el trono y al Cordero para
siempre jamás.—
Joyas de los Testimonios 3:31, 33, 34
.
Nuestro Dios, el Creador de los cielos y de la tierra, declara: “El que
sacrifica alabanza me honrará”.
Salmos 50:23
. Todo el cielo se une para
alabar a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos
cantarlo cuando nos unamos a sus resplandecientes filas.—
Joyas de los
Testimonios 2:112
.
[77]
76