La oración: incienso fragante, 19 de marzo
Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de
oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos
los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
Apocalipsis 8:3
.
La oración se aferra de la Omnipotencia y nos da la victoria. El cristiano
obtiene de rodillas la fortaleza para resistir la tentación... La oración del
alma, silenciosa y ferviente, se eleva como santo incienso hacia el trono
de la gracia, y será tan aceptable a Dios como si hubiera sido ofrecida en
el santuario. Para todos los que lo buscan de este modo, Cristo llega a ser
una ayuda efectiva en tiempo de necesidad. Serán fuertes en el día de la
prueba.—
Testimonies for the Church 4:616
.
Ser alabado como lo fue Cornelio es un extraordinario favor para cual-
quiera en esta vida. ¿Y en qué se basaba esta recomendación? “Tus ora-
ciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios”.
Hechos
10:4
.
Ni las oraciones ni las limosnas tienen virtud alguna para recomendar al
pecador ante Dios; la gracia de Cristo, por medio de su sacrificio expiatorio,
es lo único que puede renovar el corazón y lograr que nuestro servicio sea
aceptable a Dios. Esta gracia había obrado en el corazón de Cornelio. El
Espíritu de Cristo había hablado a su alma; Jesús lo había atraído y él se
había sometido a esta atracción. Sus oraciones y sus limosnas no eran el
resultado de la imposición ni de la extorsión; no eran el precio que estaba
tratando de pagar para asegurarse el cielo; eran el fruto del amor y de la
gratitud a Dios.
Tal oración, procedente de un corazón sincero, asciende como incien-
so delante del Señor; y las ofrendas para su causa y los dones para los
necesitados y sufrientes, son un sacrificio que le agrada...
La oración y las limosnas están íntimamente vinculadas: son la expre-
sión del amor a Dios y al prójimo. Constituyen la operación de los dos
grandes principios de la ley divina: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”, y
“amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Marcos 12:30, 31
.—
The S.D.A.
Bible Commentary 6:1059
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