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Capítulo 37—Fiel en lo poco
“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más será fiel”
Es la atención concienzuda de lo que el mundo denomina “cosas
pequeñas” lo que hace de la vida un éxito. Los pequeños actos
de bondad, las pequeñas acciones abnegadas, el hablar palabras
sencillas, útiles, la vigilancia contra los pequeños pecados, todo esto
es cristianismo. El reconocimiento agradecido de las bendiciones
diarias, un aprovechamiento sabio de las oportunidades cotidianas, el
cultivo diligente de los talentos confiados, esto es lo que el Maestro
espera.
El que cumple fielmente los pequeños deberes, estará preparado
para responder a la demanda de mayores responsabilidades. El hom-
bre que es bondadoso y cortés en la vida diaria, que es generoso y
tolerante en su relación con su familia, cuyo constante propósito es
hacer feliz su hogar, será el primero en negarse a sí mismo y hacer
sacrificios cuando el Maestro lo demande.
Un carácter bien equilibrado
Podemos estar dispuestos a dar nuestra propiedad a la causa de
Dios, pero esto no valdrá a menos que le demos también un corazón
amante y agradecido. Los que quieren ser verdaderos misioneros en
los campos extranjeros, deben primero ser verdaderos misioneros
en el hogar. Los que desean trabajar en la viña del Maestro, deben
prepararse para eso mediante el cultivo cuidadoso del pedacito de
viñedo que él ha confiado a su cuidado.
El hombre, “tal como piensa en su corazón, así es él”
Muchos
pensamientos forman la historia no escrita de un solo día, y estos
pensamientos tienen mucho que ver con la formación del carácter.
Debemos vigilar estrictamente nuestros pensamientos, pues un pen-
samiento impuro hace profunda impresión en el ser. Un pensamiento
malo deja una mala impresión en la mente. Si los pensamientos son
puros y santos, el hombre mejora por haberlos acariciado. Aceleran
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