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Mensajes para los Jóvenes
el pulso espiritual y aumentan el poder para hacer el bien. Y así como
una gota de lluvia prepara el camino para otra en el humedecimiento
de la tierra, un buen pensamiento prepara el camino para otro.
El viaje más largo se efectúa dando un paso a la vez. La sucesión
de pasos nos lleva al final del camino. La cadena más larga se com-
pone de eslabones distintos. Si uno de estos eslabones es defectuoso,
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la cadena no sirve. Lo mismo ocurre con el carácter. Un carácter
bien equilibrado se forma por la buena ejecución de actos pequeños.
Un defecto, cultivado en vez de vencido, hace imperfecto al hombre
y le cierra la puerta de la Santa Ciudad. El que entre en el cielo
tendrá que tener un carácter sin mancha, arruga ni cosa semejante.
Nada que corrompa podrá entrar allí. En toda la hueste redimida no
se verá un defecto.
La fidelidad en la vida diaria
La obra de Dios es perfecta como un todo, porque es perfecta
en cada una de sus partes, por pequeñas que sean. Dios forma la
hojita de pasto con el mismo cuidado con que haría un mundo. Si
deseamos ser perfectos, como nuestro Padre que está en los cielos
es perfecto, debemos ser fieles en hacer las cosas pequeñas. Lo
que es digno de ser hecho, es digno de ser bien hecho. Sea cual
fuere tu trabajo, hazlo fielmente. Habla la verdad en cuanto a los
más pequeños asuntos. Realiza diariamente actos de amor y habla
palabras de ánimo. Esparce sonrisas por el sendero de la vida. Al
trabajar en esta forma, Dios te dará su aprobación, y Cristo te dirá
un día: “¡Bien, siervo bueno y fiel!
En el día del juicio, quienes han sido fieles en su vida diaria,
que han estado listos para ver lo que debían hacer, y lo han hecho,
sin pensar en el provecho o la alabanza, oirán las palabras: “¡Venid,
benditos de mi Padre! Heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundación del mundo”
Cristo no los elogia por las elo-
cuentes oraciones que han pronunciado, por el poder intelectual que
han desplegado o las donaciones liberales que han hecho. Los re-
compensa por haber hecho cosas pequeñas que generalmente son
pasadas por alto. Dice: “Tuve hambre, y me disteis de comer [...].
Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeños, a mí me lo
hicisteis”
The Youth’s Instructor, 17 de enero de 1901
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