Página 167 - Mensajes para los J

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La necesidad de una educación cristiana
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Una educación completa
Que los jóvenes que necesitan una educación se pongan a traba-
jar con la determinación de lograrla. No esperen una oportunidad;
háganla. Aprovechen cualquier pequeña ocasión que se presente.
Practiquen la economía. No gasten sus medios en la satisfacción
del apetito o en buscar placeres. Decídanse a ser útiles y eficientes
como Dios les pide que sean. Sean cabales y fieles en todo lo que
emprendan. Aprovechen todas las ventajas que tengan a su alcance
para fortalecer el intelecto. Combinen el estudio de los libros con
el trabajo manual útil, y mediante el esfuerzo fiel, la vigilancia y la
oración, obtengan la sabiduría de origen celestial. Esto les dará una
educación equilibrada. Así se elevará el carácter, y tendrán influencia
sobre otras mentes, capacitándolos para dirigirlas por el sendero de
la justicia y la santidad.
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Si comprendiesemos plenamente nuestras oportunidades y nues-
tros privilegios podría lograrse mucho más en la obra de la autoedu-
cación. La verdadera educación significa más de lo que los colegios
pueden dar. Aunque no debe descuidarse el estudio de las ciencias,
existe una preparación más elevada que ha de obtenerse mediante la
comunión vital con Dios. Tome cada estudiante su Biblia y póngase
en comunión con el gran Maestro. Es necesario educar y disciplinar
la mente para luchar con problemas arduos en la búsqueda de la
verdad divina.
El conocimiento y la disciplina propia
Los que desean ardientemente obtener conocimiento para ser una
bendición a sus semejantes, recibirán la bendición de Dios. Mediante
el estudio de su Palabra, sus facultades mentales serán despertadas a
una actividad fervorosa. Se producirá una expansión y un desarrollo
de las facultades, y la mente adquirirá poder y eficiencia.
Todo el que quiere ser un obrero para Dios debe practicar la
disciplina propia. Esto logrará más que la elocuencia o los talentos
más destacados. Una mente común, bien disciplinada, efectuará una
obra mayor y más elevada que la mente mejor educada y los mayores
talentos sin el dominio propio.—
Palabras de Vida del Gran Maestro,
268- 270
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