Página 177 - Mensajes para los J

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Capítulo 54—Adiestramiento para el servicio
Teniendo en cuenta la luz que Dios ha dado, es asombroso que
no haya veintenas de hombres y mujeres jóvenes que pregunten:
“Señor, ¿qué quieres que haga?
Es un error peligroso imaginar que
a menos que un joven haya decidido dedicarse al ministerio, no se
requiere de él esfuerzo especial para prepararse para la obra de Dios.
Cualquiera sea su vocación, es esencial que mejoren sus aptitudes
mediante el estudio diligente.
Se debería instar a los jóvenes de ambos sexos a apreciar las
bendiciones celestiales de las oportunidades, para llegar a ser bien
disciplinados e inteligentes. Deberían sacar ventaja de las escuelas
que han sido establecidas con el propósito de impartir lo mejor del
conocimiento. Es un pecado ser indolente y negligente en la adqui-
sición de una educación. El tiempo es corto y, por lo tanto, como el
Señor ha de venir pronto a poner fin a la historia terrenal, hay tanto
mayor necesidad de aprovechar los privilegios y las oportunidades
actuales.
Consagrar las capacidades a Dios
Los jóvenes de ambos sexos deberían asistir a nuestras escue-
las, el lugar en el cual pueden obtener conocimiento y disciplina.
Deberían consagrar su capacidad a Dios, y llegar a ser estudiantes
diligentes de la Biblia, para fortalecerse contra las doctrinas erróneas
y no ser apartados por el error de los impíos; pues es por la investi-
gación diligente de la Biblia como obtenemos un conocimiento de
la verdad. Por la práctica de la verdad que ya conocemos, una luz
mayor brillará sobre nosotros desde las Santas Escrituras [...].
Los que son verdaderamente consagrados a Dios no entrarán
en la obra impulsados por el mismo motivo que induce a los hom-
bres a empeñarse en negocios mundanos, esto es, meramente por la
subsistencia; sino que entrarán en la obra sin permitir que ninguna
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