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Mensajes para los Jóvenes
consideración mundana los domine, porque se dan cuenta de que la
causa de Dios es sagrada.
Preparación para contingencias futuras
El mundo debe ser amonestado, y nadie debiera descansar satis-
fecho con un conocimiento superficial de la verdad. No saben qué
responsabilidad se los llamará a llevar. No saben adónde se los lla-
mará a dar testimonio de la verdad. Muchos tendrán que comparecer
en las cortes legislativas; algunos han de comparecer ante reyes y
ante los eruditos de la tierra para responder por su fe.
Quienes no tengan más que una comprensión superficial de la
verdad, no podrán exponer claramente las Escrituras ni dar razones
concretas de su fe. Se confundirán y no serán obreros que no ne-
cesiten avergonzarse. Nadie se imagine que no tiene necesidad de
estudiar porque no ha de predicar desde el púlpito sagrado. No saben
lo que Dios puede requerir de ustedes.
Es un hecho lamentable que el progreso de la causa sea obstacu-
lizado por la escasez de obreros preparados, que se hayan capacitado
para ocupar puestos de confianza. El Señor aceptará a miles para
trabajar en su gran campo de cosecha, pero muchos han fracasado
en la preparación para la obra. Por eso todo el que ha abrazado la
causa de Cristo, que se ha ofrecido como soldado en el ejército del
Señor, debe colocarse donde pueda ejercitarse fielmente. La reli-
gión ha significado demasiado poco para los profesos seguidores
de Cristo; porque no es la voluntad de Dios que nadie permanezca
ignorante cuando han sido puestos a su alcance la sabiduría y el
conocimiento.—
Fundamentals of Christian Education, 216, 217
.
Equilibrados por los principios debidos
No es cierto que los jóvenes brillantes alcanzan siempre el mayor
éxito. ¡Con cuánta frecuencia se ha colocado en puestos de confianza
a hombres de talento y educación y han resultado un fracaso! Su
brillo tenía la apariencia del oro; pero cuando se lo probó, resultó
ser solo baratija y desecho. Fracasaron en su trabajo a causa de
su infidelidad. No fueron industriosos y perseverantes, y tampoco
fueron hasta el fondo de las cosas. No estuvieron dispuestos a co-